Referéndum de Ecuador lecciones para Perú

Hugo Amanque Chaiñanoviembre 21, 20259min0
Hugo Amanque Chaiñanoviembre 21, 20259min0

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Referéndum de Ecuador lecciones para Perú

RECHAZO-REFERENDUM-1

El 18 de noviembre de 2025, cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE) dio por concluido el escrutinio, la cifra resonó como un disparo de misil en los cuarteles y en las embajadas: entre 53 % y 61 % de los ecuatorianos rechazaron las cuatro preguntas del referéndum convocado por el presidente Daniel Noboa.

Los ecuatorianos demostraron un patriotismo ilustrado: no aceptaron el ingreso por la puerta falsa de Trump a militarizar, con sus tropas extranjeras la lucha contra el crimen. Y enterados por las redes de la presencia de la US Navy frente a Venezuela, el NO se hizo más fuerte.

La derrota fue tan contundente que obligó al mandatario a aparecer en cadena nacional apenas unas horas después, reconociendo el veredicto popular, pero advirtiendo que “la lucha contra el crimen no se detendrá”.

Fue una concesión retórica: en la práctica, el resultado le arrebató la llave constitucional con la que pretendía abrirle la puerta de entrada a Estados Unidos y, de paso, blindarse frente a una oposición que ya huele sangre.  Lección para Perú y Jeri, presidente que imita alternativamente a Bukele o a Noboa.

El fin del “fast-track” de Seguridad

Noboa llegó al poder en 2023 con un mandato implícito: devolver la sensación de seguridad a un país que había visto asesinados a cinco candidatos presidenciales en menos de un lustro y que registra índices de homicidio superiores a los de Colombia en los años noventa. Para ello diseñó una hoja de ruta que combinaba mano dura interna y alianza estratégica con Washington.

El paquete incluía la reapertura de la ex base aérea de Manta —epicentro de operaciones antinarcóticos de la DEA entre 1999 y 2009—, la reducción de la Asamblea Nacional a la mitad y una nueva carta magna que concentrara poderes en el Ejecutivo.

El referéndum fue concebido como el mecanismo legal para saltarse el Congreso y obtener un mandato directo de las urnas. Pero la ciudadanía respondió con un “No” que, en términos geopolíticos, equivale a un veto al proyecto de convertir a Ecuador en plataforma de seguridad estadounidense en el Pacífico Sur. La pregunta A —que autorizaba bases extranjeras— cayó con 60,6 % de votos en contra, un margen que duplica el error muestral y que se ensancha hasta el 70 % en las provincias de frontera con Colombia y Perú, donde la presencia de disidencias de las FARC y carteles mexicanos es más palpable.

El triángulo Manta-Guayaquil-Quito

Desde el punto de vista del Comando Sur, Ecuador es el eslabón que falta para cerrar el arco de vigilancia que va desde la base de Soto Cano (Honduras) hasta la antena de Tres Esquinas (Colombia).
La negativa ecuatoriana obliga a replantear tres activos clave:

  1. Acceso a puertos del Pacífico: Guayaquil concentra el 75 % del comercio marítimo andino y es la puerta de entrada de precursores químicos provenientes de Asia. La DEA quiere dejar Panamá y operar desde Ecuador. Ya no podrá.
  2. El cerro Sta. Ana, en Manta, aloja la única estación terrestre capaz de interceptar comunicaciones satelitales que cubran la dorsal de los Andes hasta la Amazonía peruana. El gobierno de Noboa ya había iniciado conversaciones para instalar un radar de banda ancha donado por el Southern Command; el referéndum congela la operación.
  3. Base aérea de Eloy Alfaro: La pista de 3.400 metros podría albergar aviones AWACS y drones MQ-9 Reaper. Con el “No”, cualquier acuerdo futuro requerirá una reforma constitucional que necesita, al menos, dos tercios de la Asamblea y ratificación popular, un escenario improbable antes de 2027.

Revolución Ciudadana recupera el escudo constitucional contra Bases Extranjeras

Para el correísmo, el resultado es más que una victoria táctica: es la restauración del bloque de constitucionalidad que había sido desmantelado tras la destitución de Rafael Correa en 2017. Las preguntas C y D —reducción de la Asamblea y Asamblea Constituyente— fueron leídas por la ciudadanía como un intento de “golpe constitucional” similar al que sufrió Evo Morales en Bolivia. El rechazo del 61,6 % a la nueva carta magna devuelve a la Constitución de 2008 su carácter de coraza contra la militarización y la privatización de bienes estratégicos.  Varios artículos rechazan la presencia de bases extranjeras.

Lecciones para la región: ¿fin del “lawfare” por referéndum?

El fracaso del paquete de seguridad sin soberanía de Noboa, ofrece tres enseñanzas de alcance continental:

  1. Intervención ya no vende: La visita de Kristi Noem, secretaria de Seguridad Interior de EE.UU., a Manta, apenas 72 horas antes del plebiscito, tuvo el efecto contrario: según la encuesta Cedatos, el 68 % de los indecisos terminó votando “No” tras la visita.

Lección uno para Perú: EEUU y Trump no son bienvenidos para el ciudadano de a pie. Su estridencia contra los migrantes y prepotencia militar en El Caribe tienen el efecto contrario, no asusta a nadie y obliga a defender la soberanía de nuestros países.

  1. La narrativa “seguridad vs. soberanía” se invierte: Durante los años 2000, Washington logró que Colombia y Perú aceptaran la Doctrina de Seguridad Democrática argumentando que la lucha contra el narcotráfico era prioritaria. Ecuador demuestra que, cuando el crimen se percibe como problema externo, la ciudadanía prefiere fortalecer la policía nacional antes que importar marines.  Lección dos para Perú.
  2. El correísmo encuentra un modelo de resistencia legal: Sin necesidad de movilizar camiones o paros indefinidos, Revolución Ciudadana logró que el mismo mecanismo que usó Lenín Moreno para destituir a Correa —el referéndum— ahora sea utilizado para blindar su legado. El mensaje a Bolivia, Perú Argentina y México es claro: la defensa constitucional puede ser más eficaz que la protesta callejera.

¿Y ahora qué?

En los próximos meses, Noboa deberá negociar con una Asamblea que conserva sus 137 diputados y donde la bancada correísta ha pasado de 43 a 52 legisladores gracias al coktail del “No”. La oposición ya anuncia que impugnará cualquier intento de firmar acuerdos de “cooperación militar ampliada” sin pasar por el filtro constitucional. Mientras tanto, la CONAIE y las alcaldías indígenas de Cotopaxi y Chimborazo —donde el “No” superó el 70 %— presionan para que el gobierno convoque a un “diálogo nacional” que incluya control ciudadano de los puertos y terminales aéreos.

En Quito, el fantasma de Correa —ahora con pasaporte belga, pero con influencia creciente— vuelve a aparecer en los editoriales como el “padre de la estabilidad institucional” que supo decirle “no” a EE.UU. en 2009.

El referéndum de Ecuador, no solo frenó una reforma; dibujó un nuevo mapa de poder en los Andes. Un mapa donde la seguridad ya no se vende como sinónimo de presencia extranjera, y donde el correísmo —ese mismo que hace una década parecía agonizante— acaba de recuperarse.

Y para Perú, víctima de una presión de EEUU para permitir una base de la NASA, que puede incluir un cuartel futuro de Marines, la lección es clara. La soberanía no se rinde, se defiende.

Julio Schiappa – Otra Mirada

RCR

Hugo Amanque Chaiña


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