A mi Patria el Perú en sus 203 años de independencia nacional

Mi Patria el Perú, es el lugar donde nací y vi por primera vez la luz del día en el distrito de Yanahuara el 17 de enero de 1960 en la modesta vivienda de mis padres, Juana y Graciano que hoy en paz descansan, donde saboreé el primer sorbo de néctar materno de mi madre. Mi Patria es la tierra que día a día produce el pan que cada día consumimos. Es el aire que respiramos, es el agua que bebemos, es el paisaje que miramos. Es nuestra cultura, nuestra historia, son nuestros anhelos e ideales de un mundo mejor. Mi Patria, el Perú está compuesto de una parte material y espiritual.
La parte material, es el territorio nacional, con sus áridos desiertos, su anchuroso mar, las altas cordilleras con sus valles profundos, sus bellas vicuñas y sus orgullosos cóndores. Nuestra selva con sus caudalosos ríos, su frondosa vegetación y sus frutales siempre en flor. La parte espiritual, comprende nuestras tradiciones que hemos heredado, nuestra historia, nuestras creaciones artísticas e intelectuales y todos los ideales que soñaron nuestros antecesores.
A mi Patria, no solo le debemos rendir homenaje en las actuaciones cívicas y en los desfiles militares por fiestas patrias, sino también con nuestro trabajo diario en cada una de nuestras actividades manuales e intelectuales. Todos nuestros compatriotas trabajadores producen riqueza, algunos laborando en los profundos socavones de las minas, otros trabajan en las frígidas aguas del mar extrayendo nuestros recursos marinos, mientras que nuestros campesinos día tras día cultivan nuestras tierras para producir alimentos hacia las urbes. A los maestros que educan a las nuevas generaciones que se preparan para mañana.
Todos los peruanos, tenemos la obligación de trabajar y hacer progresar nuestra Patria, cualquiera sea la ocupación que tengamos. Si cumplimos con eficiencia y honradez, revaloraremos a nuestra Patria. Estamos por celebrar 203 años de vida republicana como Estado independiente, autónomo y soberano. No podemos ocultarlo, pero lamentablemente, la pobreza, el analfabetismo, la corrupción, el centralismo, el contrabando, la evasión fiscal, el racismo, la poca cobertura educativa y de salud, más la inseguridad ciudadana, siguen siendo hoy problemas nacionales irresueltos por las elites que condujeron nuestra vida republicana.
No fuimos, ni somos una nación pobre y carente de recursos naturales. Todo lo contrario. En el siglo XIX, tuvimos millones de toneladas de salitre, guano y caucho. En el siglo XX y XXI aún tenemos petróleo, gas y diversos minerales como el cobre, el oro, zinc, y en el mar extenso que baña nuestras costas tenemos un banco pesquero envidiable. Si fuimos y somos ricos históricamente en recursos naturales y recursos humanos, ¿Por qué entonces en el año 2023 tenemos un 33% de niños con anemia según el INEI? ¿Cuál es la explicación para que tengamos el 11. 5% de desnutrición infantil? ¿Qué razones explican la pobreza se haya expandido al 33% a nivel nacional? ¿Por qué hoy tenemos una tasa de informalidad del 86%? ¿Qué ha fallado en el Estado y la sociedad peruana? ¿Quiénes son los responsables del descontento social que hoy se percibe a lo largo y ancho del país?
No hay duda que hay muchos responsables históricos para que el desarrollo socioeconómico no haya llegado a la mayoría de familias peruanas.
Personalmente, creo que, en primer lugar, nuestras élites gobernantes, no tuvieron sentido patriótico ni identidad nacional. No resguardaron ni cautelaron nuestros recursos naturales. Por el contrario, los regalaron y remataron a Estados europeos, transnacionales y grupos económicos que solo pagaron migajas al Estado peruano. Es decir, hemos tenido felipillos antes que estadistas y jefes de Estado, salvo pocas excepciones.
En segundo lugar, tampoco tuvimos institucionalidad democrática lo que continua hasta hoy en el siglo XXI. En 203 años de vida republicana, hemos tenido 12 Constituciones Políticas, 73 gobernantes nacionales, la mayoría de ellos militares, golpistas y civiles que cogobernaron con la oligarquía, las fuerzas armadas, los grupos económicos y la prensa concentrada en Lima, la capital del centralismo. Aún hoy en el 2024, tenemos peruanos que tienen una mentalidad colonial y no quieren ningún cambio.
En tercer lugar, no tuvimos, ni tenemos aún partidos políticos sólidos, democráticos y descentralizados, transparentes, con líderes honestos ni preparados para conducir el Estado hasta hoy y solo que tenemos “seudo partidos” con caudillos que tienen monaguillos que siguen al “jefe” como si los partidos y movimientos regionales fuera un cuartel.
En cuarto lugar, tampoco hemos contado con un Congreso ni Poder Judicial que frenen los excesos de dictadores y civiles que impusieron reformas constitucionales y legales sin consultarle al soberano. Hemos llegado a aplaudir y apoyar a gobiernos dictatoriales e incluso algunos sectores de la sociedad añoran hoy a gobernantes corruptos y autoritarios lo que es inaceptable en regímenes democráticos.
En quinto lugar, nuestros Colegios Profesionales, Universidades y gremios sindicales y empresariales tampoco jugaron el rol gravitante en la historia del Perú. Cada uno de ellos solo defendió sus intereses sectoriales y mercantilistas, pero no los intereses nacionales ni de las mayorías empobrecidas.
Lo más grave y en sexto lugar. No tuvimos como nación, un proyecto nacional de largo plazo que trazara nuestras Políticas de Estado. Hemos sido como un barco en alta mar que flotaba según las olas y las tormentas del momento. No tuvimos un horizonte como Estado. Casi siempre nos hemos enfrentado entre peruanos que deseamos reformas y quienes no quieren ninguna reforma, ya que para estos últimos el Perú es un “paraíso”. Pese a que desde el año 2001 se suscribió el Acuerdo Nacional con sus 31 Políticas de Estado, tampoco son respetadas en su integridad por los poderes públicos. Todo parece indicar que no tenemos rumbo, ni horizonte, ni liderazgo.
En séptimo lugar, como ciudadanos, la mayoría hemos sido indiferentes, insensibles y pasivos ante estas realidades, salvo algunas excepciones de los pocos héroes que reconoce nuestra historia nacional. Hemos ido perdiendo la capacidad de indignación que todo pueblo debe tener. Estamos dejando de practicar los valores humanos y cívicos que toda nación debe tener y la globalización impuesta, nos ha hecho perder el valor de solidaridad y prima el egoísmo en forma mayoritaria.
¿Qué futuro le vamos a dejar a nuestros niños y jóvenes de hoy? ¿Tienen nuestros hijos referentes personales e institucionales del cual puedan enorgullecerse? ¿No ha llegado el momento de reiniciar una regeneración moral y cívica de toda la nación? Con seguridad, algunos lectores señalaran que soy pesimista en mi diagnóstico. Siempre intento no ser triunfalista, pero sí realista.
En estas fiestas jubilares de nuestra Madre Patria, es la ocasión para renovar nuestro compromiso de servirla y revalorarla para que nuestro Perú renazca de sus cenizas. Día a día, desde la madrugada hasta la medianoche, millones de compatriotas trabajan y estudian silenciosa y anónimamente ya que somos la fuerza productiva que como piloto automático conduce nuestra Patria, aunque tengamos gobernantes impresentables.
Recordemos que tenemos un hermoso legado histórico, un vasto territorio, generosos recursos naturales y diversas riquezas que nos ubican en un sitial preferencial en el mundo. Pero fundamentalmente y aunque con frecuencia no lo valoramos, tenemos un enorme potencial humano de todos tus hijos, especialmente los jóvenes que deben tomar la posta de reconducir la nación a buen puerto hacia el tricentenario. Concluyo este comentario a propósito de nuestras fiestas patrias, con esta hermosa frase del destacado filosofo Séneca: “Ninguno ama a su Patria porque es grande o pequeña, sino porque es suya y la lleva en el corazón y en la mente”.
Felices Fiestas Patrias Perú 2024
Hugo Amanque Chaiña – Periodista y Abogado. Director del Portal Digital Arequipa Misti Press
Foto Colegio Nacional de Decanos de Colegios Profesionales