Cinco lecciones periodísticas que siempre debemos tener en cuenta
- No creer en la información que nos llega a través de las agencias de prensa.
Era el mes de enero, apenas comenzaba el 2013, cuando el mundo del periodismo recibió su primera lección del año. El diario El País de España ha explicado ya hasta el más mínimo detalle de la historia que llevó a la publicación de una fotografía que supuestamente mostraba al fallecido presidente de Venezuela Hugo Chávez entubado en una cama de hospital. Como ya es sabido por todos, la fotografía resultó ser falsa, una imagen tomada del video una operación cualquiera colgado en YouTube. ¿Pero cómo evitar que un error así se repita?… La principal causa del error, si se revisa la explicación de El País, radica en que los editores creyeron en la autenticidad de la foto, pues la estaba ofreciendo una reconocida agencia de prensa llamada Gres Online. Las agencias internacionales de prensa suelen estar integradas por grandes profesionales del periodismo, pero eso no garantiza que no cometan también errores. Es por eso que todo periodista debe revisar, corregir y confrontar toda fotografía, noticia o video que reciba a través de una de estas agencias.
- No creer ciegamente en la información que nos envía la Policía.
Hasta un tuit debate ameritó el error cometido por el diario New York Post cuando en abril, pocos días después del atentado durante la maratón de Boston, publicó en su portada una fotografía que mostraba a unos jóvenes que portaban morrales mientras miraban la carrera. La imagen publicada en primera página y acompañada con el titular “Bag Men” acusaba a esos muchachos de ser los responsables por las explosiones. Al poco tiempo se comprobó que quienes aparecían en la foto no tenían nada que ver con los atentados. ¿El error?… Los editores del diario habían creído sin verificar en la fotografía que habían emitido el Departamento de Policía de Boston, y la publicaron.
- No creer ciegamente en todo lo que digan los científicos.
Con frecuencia vemos que en medios de comunicación se publican los resultados de estudios científicos (por descabellados que sean) sin verificar antes cómo es que los investigadores llegaron a las conclusiones que sostienen. “Los hombres con el pecho peludo son más inteligentes, tener relaciones sexuales a diario reduce el riesgo de infarto, escuchar ópera tras una cirugía ayuda a tener una mejor recuperación”, son algunos de los titulares que vemos en la prensa como resultado de supuestos estudios científicos. En octubre, la prensa colombiana recibió una contundente lección cuando un profesor universitario publicó en el diario El Espectador una investigación donde demostraba que los logros científicos del profesor Raúl Cuero no eran tan grandes como él había afirmado. El artículo fue un llamado de atención sobre la credibilidad, a veces ciega, que la prensa tiene en los científicos.
- No creer ciegamente en la información que circula por las redes sociales tras una catástrofe.
Otro tuit debate que realizamos este año fue motivado por la forma en que los medios españoles reaccionaron en agosto tras la tragedia del tren que se descarriló en cercanías de Santiago de Compostela. A las pocas horas del accidente, comenzaron a circular por redes sociales sangrientas fotografías que fueron posteriormente reproducidas por algunos diarios. Pero lo más grave fue la publicación de fotografías tomadas del perfil de Facebook del maquinista que conducía el tren, donde se le veía presumir por la velocidad que llevaba. Muchos pensaron que la fotografía había sido tomada en el mismo día de la catástrofe, cuando en realidad resultó ser mucho más vieja. De todas formas, la circulación de estas imágenes llevó a responsabilizar anticipadamente al maquinista, sin que se hubiera siquiera realizado la investigación correspondiente. Como lo señaló el experto en cobertura de emergencias Luis Serrano en una entrevista concedida a nuestro portal, la precipitación es el error más común que comete la prensa al informar en estas situaciones.
- No creer que nadie se dará cuenta de los errores que cometas.
En conclusión, tal y como lo dijo el periodista español Gumersindo Lafuente en el taller que vino a hacer a Bogotá en el mes de noviembre, estamos en la “Era del Periodismo Vigilado”. Esto es, un nuevo tiempo para el periodismo, donde nada de lo que hace un reportero pasa desapercibido y cualquier error es capturado en un pantallazo para ser difundido rápidamente a través de Twitter, Facebook o cualquier otra red social. No significa que los periodistas de ahora cometan más errores que los de antes, sino que los errores que ahora se cometen son más visibles y fáciles de magnificar por el efecto de la viralidad en internet. Así que hay que tener mucho cuidado cuando emitimos información. Verificar, dudar y contrastar deben ser los tres verbos que con mayor frecuencia conjuguemos en forma permanente los periodistas.
Red de Ética y Periodismo de España