Trabajar bien y no tener malos antecedentes

Lima Gris
Tempranamente me enteré, en lo práctico, y después a través de mis lecturas de historia y escuchando a otros, en lo práctico, de que, en el Perú para ser elegible y acceder a puestos importantes, es necesario tener antecedentes de «no elegible».
Lo antes referido, no es que esté sucediendo solo actualmente por obra del presidente Castillo, que coloca como funcionarios, ministros y a su lado, a inelegibles, sea por falta de capacidades o experiencia o porque tienen pésimos antecedentes.
Con Alan García, ya se había visto tal forma de actuar y ello fue “mejorado” mediante la acción del fujimorismo, y se reflejó en las designaciones “de confianza” en el Poder Judicial y en el Ministerio Público, que en esa época tenía que ser disputado al APRA.
Posteriormente, ya como un tema institucionalizado, partidos políticos y personajes que ingresaron a la política, terminaron tomando el Consejo Nacional de la Magistratura, y ya sabemos que los cargos de jueces y fiscales: “no fueron para los mejores sino para los amigos”.
La lógica de designar inelegibles, en el Poder Judicial y el Ministerio Público, tuvo como corolario que, en su momento, tuviéramos que escuchar los vergonzosos audios de los casos de los “hermanitos” y los “cuellos blancos” y que viéramos desaparecer al CNM.
El tema, sin embargo, sigue “vivito y coleando” (lo estamos viendo), pues los dueños de los partidos siguen vendiendo espacios para postular, sea al Congreso o, como ahora, a los gobiernos regionales y alcaldías, a quienes pueden pagar y que posean malos antecedentes.
La ausencia de capacidades en el Congreso, para enfrentar debidamente al Ejecutivo y poner solución al desmadre actual, se explica porque mayoritariamente se hace postular a quienes sepan agachar la cabeza y pongan al servicio del “dueño”, a los mismos poderes.
Si acaso se hace postular a personas con méritos, es para lograr atraer votos; pero, eso es la excepción y mayoritariamente se busca a obsecuentes y faltos de personalidad que tendrán licencia para aprovecharse del poder y que, en canje, ofrecerán “apoyo” y complicidades.
El momento actual está significando una destrucción acelerada de la institucionalidad del país y lo de menos son los ataques desde fuera por los contrarios: donde se están “luciendo” es desde dentro y a partir de quienes encabezan las mismas instituciones.
Por lo dicho es que la política nacional tiene que cambiar urgentemente, tenemos que ver la realidad de la miseria existente y proceder en consecuencia: dejar de respaldar a quienes destruyen al país, traicionan las esperanzas ciudadanas y el futuro. Esto es imperioso.
Pedro Angulo Arana – Abogado y Primer Ministro