A 47 años de la gesta del 20 de noviembre de 1973
Las luchas del pueblo de Arequipa siempre han sido grandes acontecimientos y la gesta del 20 de noviembre de 1973 (en plena dictadura militar) fue una de las más importantes de finales del siglo XX. Revisando documentos del Centro de Publicaciones de la antigua Escuela de Sociología de la UNSA y archivos del FER Pekinés sobre la lucha que libró Arequipa en noviembre de 1973, encontramos que los sociólogos lo hacen desde un punto de vista académico y desde fuera de la lucha y los feristas como partícipes directos de los acontecimientos. Con este breve relato, queremos aportar a la historia del 20 de noviembre para que no sea ignorada por los especialistas de ciencias sociales y tengan en cuenta la lucha de los estudiantes universitarios y el pueblo arequipeño, que esta vez se levantaba en defensa de los maestros del SUTEP que se habían atrevido a efectuar su primer paro nacional el 24 de octubre de ese año; lucha que iniciándose el lunes 5, terminara el jueves 22, luego de 17 días de indesmayables combates.
En el caso de Arequipa, el 26 de octubre cuando los maestros fueron a cobrar su sueldo al Banco de la Nación, varios dirigentes fueron detenidos, y los siguientes fueron enviados a Lima y luego a la Colonia Penal “El SEPA”: Horacio Zeballos Gámez, Moisés Marroquín Roque, Víctor Hugo Linares Huaco, Raúl Solorio Campano, Cesar Pecharovich; y el domingo 4 de noviembre, un día antes de iniciarse el paro general y después de haber estado ocultos 10 días en el sótano de la FUA, detuvieron en Miraflores a Manuel Jiménez Delgado, Hernán Vela Espinoza, Pedro Ochoa y Bladimiro Begazo.
Los primeros fueron enviados a Lima y también al SEPA, Pedro fue liberado por ser Presidente de la Cooperativa Magisterial y a Bladimiro lo enviaron a Moquegua, de donde era requisitoriado por haber participado en el primer “Moqueguazo” de abril de 1973, junto a Miguel Constantinides Rosado y el Frente de Defensa de los Intereses de Moquegua(FUDIM) y lo pusieron en libertad el 12 de noviembre. Cometieron el error de salir de su escondite un día feriado y la Policía de Investigaciones (PIP) los ubicó en el taxi en el que se desplazaban, salvándose solo el mudo José Figueroa Cuentas, porque se quedó en el camino para ir a visitar a su familia que vivía en la calle Manuel Muñoz Najar.
El breve enfoque que realizan corresponde a la actuación directa que tuvieron en dicha jornada de lucha y por conocer desde dentro la organización de la Comisión de Defensa del Fuero Sindical, a los gremios integrantes y fundamentalmente por la relación con los dirigentes que asumieron la conducción de esta lucha; personalidades y dirigentes que aún viven, pero son ignorados por la mezquindad de quienes no se atreven a escribir la verdadera historia de los movimientos sociales de Arequipa.
Por eso, nuestro homenaje sentido y afectuoso a todos los héroes populares que de una u otra manera tuvieron participación en la gesta de noviembre de 1973 y que un martes 20 se manchara de sangre por la feroz represión ordenada por la dictadura militar encabezada por el General Juan Velazco Alvarado, en el vano intento de disolver una marcha de aproximadamente 50,000 personas que se desplazaba por la calles de Arequipa, dejando como saldo decenas de presos, heridos y contusos y con la pérdida de la vida de dos jóvenes: Jesús Mendoza y Freddy Hilacondo Feria, caídos en la Av. Jesús .
Como no admirar y recordar a la maestra Juanita Loayza que con varios meses de gestación y su barriguita bien pronunciada dirigía y encabezaba las marchas y a Carmencita Fernández, Augusta Sarmiento, Luzmila Velásquez, Alicia Mendiola y a muchos profesores más; como no recordar a la señora Sabina Gámez que con sus 70 años movilizaba a los vecinos miraflorinos en defensa de su hijo Horacio Zeballos y de los maestros encarcelados en él SEPA; cómo no reconocer el rol jugado por dirigentes como Justiniano Apaza Ordoñez y Claudio Tanco Silva del Sindicato de Choferes Camioneros, Abelardo Huaquipaco y Benjamín Macedo del Sindicato de la Sociedad Eléctrica de Arequipa, Alfredo Lazo Peralta de los Sindicatos Ferroviarios del Sur, José Figueroa Cuentas del SUTEP, Ángel Retamoso del Sindicato de Trabajadores del Hospital del Empleado, Luis Vilcatoma Salas de la Federación Universitaria de Arequipa, Roque Murillo y Augusto Álvarez de la Federación de Empleados Bancarios, Guillermo Paredes Mendivil y a muchos otros que conformaron la Comisión de Defensa del Fuero Sindical para defender a los maestros del SUTEP que eran perseguidos, despedidos, trasladados de sus centros de trabajo y encarcelados por el solo delito de haber realizado el miércoles 24 de octubre de 1973 su primer paro nacional contra la dictadura militar.
Era admirable ver a estos dirigentes y a otros muchos, agrupados en el Comisión de Defensa del Fuero Sindical, que sin tener el mismo credo político se movilizaban base por base, sindicato por sindicato, pueblo por pueblo, llamando a la paralización convocada para el lunes 5 de noviembre, logrando su cometido en menos de 10 días. Necesario es resaltar por ser verdad que fueron 6 gremios los que conformaron al inicio la Comisión de Defensa del Fuero Sindical, ante la negativa de la dirigencia de la FDTA de ese entonces de asumir la defensa de los maestros, llegando a ser 88 sindicatos al final de la lucha. Por eso nuestro profundo reconocimiento a la FEB, al Sindicato de Choferes Camioneros, al Sindicato de Trabajadores de Sociedad Eléctrica, a todos los gremios ferroviarios, al sindicato de la seguridad social y empleados públicos de Arequipa y por supuesto a la FUA.
Papel especial jugaron los estudiantes de la UNSA con la gloriosa Federación Universitaria de Arequipa a la cabeza, FUA, que puso a disposición del SUTEP y la Comisión de Defensa del Fuero Sindical sus instalaciones de prensa, donde los mimeógrafos manejados por Vicente Rivera Pinto y Mario Cruz Holguín y las máquinas de escribir por Betty Villanueva Núñez , Carlos Dueñas y Luz Álvarez, que funcionaban día y noche para publicar miles y miles de volantes a distribuirse en las calles de la ciudad; también se puso al servicio de esta lucha Radio Universidad y el Radio periódico de la FUA “ LIBERACIÓN” que se difundió todos los días a la 7 pm. y que toda la ciudad escuchaba y estaba pendiente de los llamamientos que llenos de pasión juvenil se difundían e instaban a la población a sumarse a la lucha. Carlos Peralta Villar, Moisés Paz Llanos, Antuca Rodríguez y todo un equipo de jóvenes instalados en el tercer piso del pabellón de Estudios Generales, hoy Ingeniería Industrial, producían las noticias y clasificaban los llamamientos; las voces de Saúl Valdez Romero, Marco Montañés, Amílcar Monzón y Marcela Rojas eran los encargados de transmitir a través de las ondas etéreas de Radio Universidad los mensajes flamígeros de la juventud a toda la ciudadanía arequipeña.
Por eso ante la gran cobertura de la radio universitaria, la dictadura a través de SINAMOS mando dinamitar su antena el jueves 15 de noviembre, con la intención de silenciarnos, pero el pueblo arequipeño y los trabajadores de construcción civil con bolsas de cemento, cascajo (piedra chancada) y proveídos de sogas el viernes 16 pusieron en su sitio la antena, porque solo se había reclinado y radio Universidad entró de nuevo a todos los hogares de los arequipeños.
El objetivo del gobierno represor era silenciar radio Universidad, lográndolo solo después de que el ejército interviniera los claustros universitarios el 20 de noviembre. Ese día por la noche los especialistas en comunicaciones del cuartel “Mariano Bustamante” sustrajeron los transmisores de la radio y solo así callaron la voz de los estudiantes y del pueblo arequipeño que se encontraba en plena lucha. A las 5 de la tarde los estudiantes locutores y los compañeros Lucho Cuadros, Alfredo Neves, José Carlos Aragón Machuca , Moisés Paz Llanos, Vicente Rivera, Gilberto Díaz, Zacarías Mendoza, Raúl Fernández Llerena, entre muchos otros que cuidaban las instalaciones de la emisora, fueron avisados por personal de SINAMOS que era inminente la intervención militar y que el ejército ya estaba desplazándose a la radio, por lo que rápidamente y en forma ordenada se fueron retirando en el mismo instante que ejército incursionaba a la Ciudad Universitaria.
La intransigencia de la dictadura persistía lo que obligó a la dirigencia de la Comisión de Defensa del Fuero Sindical a convocar una gran movilización para el 20 de noviembre, ya que el gobierno militar no escuchaba las demandas de los arequipeños. Efectivamente, desde la 10 de la mañana por diferentes calles se desplazaban miles de personas con dirección a la plaza de armas, pero la cabeza de la marcha fue interceptada por las fuerzas policiales especialmente traídos de Lima a la altura del Arzobispado y con bombas lacrimógenas y disparo de perdigones empezaron a dispersar a la muchedumbre, la que se desplazó a la carrera en diferentes direcciones de la ciudad , de tal manera que a las 11 de la mañana Arequipa era una ciudad convulsionada y el paro general era total, aparecieron las famosas barricadas en las calles adyacentes de la plaza de armas y en horas de la tarde los huelguistas tomaron el control total de la ciudad obligaron a fuerzas policiales a retirarse derrotadas a sus cuarteles.
A las 6 de la tarde la dictadura militar decretó la suspensión de garantías y el toque de queda, saliendo el ejército acantonado en Arequipa a patrullar la ciudad y tomar las instalaciones universitarias, sindicatos, etc., como lo hicieron los gobiernos en 1950 con la revolución de Arequipa y en la gesta de junio del 2002 y en tantas otras jornadas de lucha desarrolladas por el pueblo de Arequipa. Las instalaciones del FUA fueron saqueadas, sus mimeógrafos y máquinas de escribir fueron convertidas en chatarra, hermosos cuadros que el afamado pintor arequipeño, Carlos de La Riva había regalados a la FUA, fueron incinerados en el patio, sus puertas y ventanas destruidas.
Y como no podía ser de otra manera, los compañeros dirigentes de la Comisión de Defensa del Fuero Sindical (CDFS) se reunieron de emergencia en el local de la Federación de Empleados Bancarios ubicada en la calle Santo Domingo, para adoptar las medidas correspondientes y retomar el control de la movilización, enfrentar la lucha en condiciones de suspensión de garantías individuales y toque de queda, ver los canales para la apertura del trato directo con los militares de la III Región militar; los días 21 y 22 de noviembre la CDFS con los representantes del gobierno militar encabezados por el general Augusto Freire García Monterroso, llevaron a cabo el trato directo, donde el general representante del gobierno se comprometía a poner en libertad a los pobladores, estudiantes y profesores detenidos, reponer a los maestros en sus puestos de trabajo y cese de las persecuciones y hostigamiento a los dirigentes. Estas demandas resueltas fueron un triunfo político del pueblo de Arequipa contra la dictadura militar, conquistas de alcance nacional que benefició a todos los maestros del Perú organizados en el SUTEP. Esta lucha además sirvió para que el gremio de los maestros se institucionalice y en la práctica fuera reconocido como el verdadero interlocutor con el gobierno militar. Quedó pendiente la libertad de los 91 maestros presos en la colonia penal del SEPA, entre los que se contaba a los maestros del sur como Horacio Zeballos, Moisés Marroquín, Manuel Jiménez, Hernán Vela, Raúl Solorio Campana de Arequipa; Miguel Constantinides Rosado y otros dos de Moquegua; Hugo Lipa Quina, Hawar Orihuela y el maestro Nina de Puno; Grover Pango Vildoso y Juvenal Ordoñez de Tacna.
Bladimiro Begazo, era Secretario de Asuntos Sindicales de la FUA y junto a Luis Vilcatoma eran delegados ante la Comisión de Defensa del Fuero Sindical, además de coordinador permanente con el SUTEP. En los sucesos del 20 de noviembre – nos relata Bladimiro “… luego de la dispersión ocasionada por la represión policial en la calle San Francisco, llegué a San Lázaro con otros estudiantes y allí escuchamos los llamados que hacían los compañeros en radio Universidad, instando a que el pueblo arequipeño concurriera a la ciudad universitaria a defender a sus hijos y su Universidad, porque los guardias de asalto estaban destruyendo sus instalaciones. Efectivamente, cuando llegamos a la ciudad universitaria la situación era dantesca, ventanas y puertas rotas, estudiantes, trabajadores y profesores golpeados, los ventanales de vidrio del comedor universitario recientemente inaugurado destruidos. El antiguo pabellón de la Facultad de Educación, donde estaba instalado nuestro Comando Político estaba destrozado, había sangre esparcida por todas partes, el local del Centro Federado revuelto y saqueado. En esta incursión los policías se llevaron presos al profesor Martín Mestas Chura y Luis Vilcatoma Salas, presidente de la FUA, luego de ser maltratados a culatazos en todas partes del cuerpo. Estuvieron detenidos más de 6 meses en la cárcel de siglo XX de Arequipa.”
Vicente Rivera, nos cuenta de estos sucesos, “…La lucha del 20 de noviembre fue una manifestación de rebeldía, la gente pedía revolución, fue una lucha total del pueblo, como sabemos Arequipa se caracteriza por su espíritu de lucha, por la defensa de los derechos civiles y hasta católicos. A media mañana del martes 20 la policía arremetió contra la Ciudad Universitaria destrozando todo, golpeando y maltratando a cuanto estudiante encontraban en su busca de las instalaciones de radio universidad, el llamado que hacíamos por esta emisora al pueblo de defender su universidad y a sus hijos dieron resultados en pocos minutos, al parque “Che Guevara” del campus universitario iban llegando los arequipeños por miles entre adultos varones, mujeres, jóvenes y hasta niños, más los estudiantes universitarios que llegaban de las marchas callejeras en el centro de la ciudad con Edgar Linares, Bladimiro Begazo, Juan Zeballos, Gilfredo Prado, Julio Pérez, Mario Cruz y otros, fuimos reagrupándonos e iniciamos la lucha contra los usurpadores a los que después de varias horas de enfrentamiento lograríamos desalojar a la policía de las instalaciones universitarias.”
En la huida de las fuerzas especiales de la policía por la acción decidida y valiente de miles de arequipeños, un efectivo de asalto de tez morena, que era el más agresivo y desafiante de la multitud, quedó rezagado y logró esconderse en una casa de la avenida Venezuela, de donde fue sacado por los compañeros y entregado a los manifestantes, quienes le arrebataron sus galones, el casco y su arma de reglamento, por lo que sus colegas regresaron a rescatarlo disparando bombas lacrimógenas y balas hiriendo a varios estudiantes, entre ellos a Pedro Chahuayo, estudiante de Derecho, por lo que se acordó liberar al policía para evitar mayor derramamiento de sangre, pese a la oposición de otro sector que quería lincharlo. Aquí jugaron un rol importante los camaradas Mario Cruz, Vicente Rivera y el Dr. Rufo Postigo que en su motocicleta logró sacar al policía capturado del tumulto. Mientras tanto en otros lugares de la ciudad la lucha era generalizada, la población peleaba a su manera y esperaba las directivas de sus dirigentes. Qué tiempos aquellos en los que nos fogueamos un buen contingente de jóvenes militantes del Partido Comunista del Perú.
Bladimiro, en el relato de estos sucesos nos dice también: “el 20 de noviembre de 1973 cambiaría mi vida hasta la fecha. Si bien era secretario de Asuntos Sindicales de la FUA, mi labor política estaba relacionada con la vida interna del Partido Comunista del Perú y su Comité Local Universitario “7 de Octubre”, pero ese día la mayoría de dirigentes de la FUA se hallaban presos o perseguidos y otros abandonaron el cargo, ante esta situación, los Comités del Partido en coordinación con el Frente Estudiantil resolvieron en una decisión audaz y ante la detención del camarada Vilcatoma y para evitar la acefalía del gremio estudiantil, poner en consulta ante miles de estudiantes y arequipeños en general allí presentes, mi nombramiento como Presidente interino de la FUA , encargándole a implementar dicha tarea al ex presidente de dicho gremio, al hoy médico Edgar Linares Huaco, produciéndose la aprobación de manera unánime por lo que no tuve otra alternativa que asumir la enorme responsabilidad y continuar con el combate, acuerdo que fue comunicado a las 4 de la tarde a los dirigentes populares en que fuimos con otros compañeros a ponernos a disposición de la Comisión de Defensa del Fuero Sindical que se hallaba reunido en el local de la Federación de Empleados Bancarios. Nunca volví al trabajo interno del partido y hasta la fecha soy dirigente y vocero público de Patria Roja.”
Pero ese 20 de noviembre también es muy significativo para Patria Roja ya que el Camarada Alberto Moreno, Secretario General del partido y que en ese entonces lo conocíamos como el camarada Montalvo, desde el inicio de la Gesta de noviembre se encontraba en las instalaciones de la antigua Facultad de Educación desde donde y con todo el núcleo dirigente del partido orientábamos la lucha. Ese día minutos antes de la invasión policial los camaradas Mario Cruz, Nélida Mendoza, Juan Zeballos y otros lograron sacar al Profesor del campus universitario y trasladarlo a una de las casas de seguridad que tenía el Partido en el distrito de Cayma, salvándolo de una segura detención. Así fueron nuestros dirigentes y deben ser hoy las nuevas generaciones de militantes comunistas, sacrificados y arriesgados para la lucha.
Nuestro partido, en ese entonces se hallaba en plena reconstrucción y estábamos empeñados en implementar los acuerdos de la VII Conferencia Nacional que se había realizado a fines de julio de 1972 y las consignas, DE IR A LAS MASAS BÁSICAS DE LA PRODUCCIÓN Y TODO CON LAS MASAS Y NADA SIN ELLAS estaban a la orden del día que incluso muchos estudiantes abandonando sus estudios se trasladaban al seno de la clase obrera y del movimiento campesino con este propósito.
En realidad, éramos un grupo pequeño de jóvenes decididos a todo, con un número grande de militantes del FER Pekinés que trabajaban día y noche con mucha mística y sacrificio por la causa del partido y del pueblo. A esto se sumaba el enorme potencial y la valentía de miles y miles de maestros que luchaban con tesón y sin tregua contra la dictadura junto a las demás organizaciones que integraban la Comisión de Defensa del Fuero Sindical presidido por Justiniano Apaza Ordoñez y Juanita Loayza.
Hoy, de los camaradas que integrábamos el partido en ese entonces, algunos continuamos en actividad, otros son distinguidos profesionales y muy pocos traicionaron sus ideales. Finalmente asumimos el compromiso de escribir toda la historia de la Gesta de noviembre de 1973, donde los verdaderos autores de esta lucha digan su verdad, ya que este pequeño trabajo se relaciona principalmente a la participación del movimiento estudiantil que hizo historia en la ciudad de Arequipa.
Bladimiro Begazo – Colectivo “Apuntes para la Historia”