Hugo Amanque Chaiñaoctubre 19, 202021min7851

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Analistas cuestionan alianza electoral entre el PPC y APP

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Arequipa Misti Press solicitó la opinión de algunos analistas políticos respecto al proceso electoral 2021. Específicamente sobre la alianza electoral entre el PPC y Alianza para el Progreso que abortó hace pocos días, si dicha alianza era por cuestiones ideológicas-programáticas o era coyuntural, por qué razones no se registraron más alianzas entre los partidos de la derecha e izquierda peruana, pero también porque razones el PPC con 56 años de vigencia, nunca ganó las elecciones presidenciales en el país. Agradecemos la colaboración a nuestro portal digital de los profesionales que colaboraron con sus opiniones que la compartimos con ustedes.

“La alianza electoral entre el PPC y APP fue para salvar la inscripción electoral”

Jose Luis Ramos – Sociólogo y Docente Universitario (Septimo Circulo)

Tras conocerse la alianza electoral entre el PPC y el pseudo partido de César Acuña, se han desatado una serie de críticas desde diferentes sectores, incluidas las propias organizaciones involucradas. Hasta se ha sabido que un nieto del “patriarca” Luis Bedoya Reyes se ha alejado del partido temporalmente, para evitar, suponemos, el enronchamiento de un posible contacto con la “chusma emergente”, que suele reclutar Alianza para el Progreso en cada proceso electoral. Recordemos que el PPC siempre ha sido una organización elitista, en la que sus líderes no tienen la menor idea de cuánto cuesta el pan.

Pero lo que llama la atención aún más, es lo que ha declarado Beingolea, el nuevo mandamás del PPC tras la defunción política de Lourdes Flores tras su noviazgo con bailongo y todo con Alan García, y sus vínculos con Odebrecht. Dice Beingolea que su posición es crítica respecto a lo que hace la bancada de su ahora aliado, y que, en todo caso, lo que haya hecho Acuña en el pasado no es relevante para objetar que el PPC haya decidido ser su furgón de cola. Algo así, como si la firma de la alianza implicara un borrón y cuenta nueva; y que, en todo caso, lo que haga el “líder” Acuña -así lo llama Chehade- a partir de ahora, podría ser relevante para una crítica al partido que solía hacer propaganda con su “candidato natural” montado en un caballo blanco cual hacendado celestial y con apodo de barrio: “Tucán”.

La verdad es que hay que tener poco estómago y poca vergüenza para hacer alianza con alguien para quien la política es una forma de consolidar sus negocios; y que carece de toda virtud personal en la misma medida en que es centro de sospechas de vínculos con grupos de muy baja estofa. Para qué, entonces, hacer una alianza con alguien así. La respuesta la ha dado el nieto aludido: salvar la inscripción… a cambio de perder lo poco que le quedaba de partido político con una ideología clara y una posición previsible para cada cuestión trascendente en el país.

Porque el partido que representó siempre a la derecha peruana, más específicamente a los grupos empresariales no solo de dinero, sino también de apellido -no por nada Alan García, quien se apropió de su plan de gobierno, le apodó a Lourdes Flores la candidata de los ricos- ahora resulta que es de centro, al menos si le creemos a Beingolea.

Si el PPC es ahora de centro, significa que el PPC ahora es una más de esas agrupaciones políticas que bailan al compás de las coyunturas electorales. Es decir, ha decidido dejar la política y apostar por el marketing. Es en ese sentido, y no por una coincidencia ideológica, que se entiende esta alianza con Acuña, que, si lo juzgamos por la gente que ha reclutado en cada proceso electoral, tendríamos que decir que no es de izquierda, ni de centro, ni de derecha; sino un oportunista al más puro estilo fujimorista.

Pero la tragedia es que el PPC no es una excepción, sino la regla. No estamos, pues, ante la enfermedad, sino ante un síntoma más del moribundo sistema político peruano, convertido en casa de avivatos, oportunistas, figuretis, gritones descocados, negociantes inescrupulosos, cuando no de ladrones que luego se encargan de adoctrinar, con bombos y platillos, a los nuevos cuadros del partido. La mejor manera de oponernos a esto, es decidirnos a hacer política de verdad, o por lo menos apoyar a quienes intenten hacerlo. Si no encontramos a 50, habrá por lo menos 40, pero si no, 30, o 20, o al menos 10… y si no, entonces que caiga el azufre o nos conviertan en sal, según corresponda.

 

“La alianza electoral entre APP y el PPC es para sobrevivir políticamente”

Bladimiro Begazo – Profesor y Político

Si analizamos la historia del Perú en lo económico, político y social, la conclusión es simple: la economía se asentó en la propiedad de la tierra y era el sustento de la vieja oligarquía, poder que fue quebrado por la Reforma Agraria, que por DL 17716 las afectó y expropió a favor de los campesinos, siervos o peones que trabajaban dichas tierras. Luego con la política industrial del gobierno militar se sustituyó las importaciones y exportaciones, por el desarrollo de una política industrial y con la creación de grandes empresas industriales bajo poder del estado.

Pero ambos procesos tenían algo en común: fue su política basada en la exportación de materias primas en bruto o con un leve procesamiento interno, pero en general todo se exportaba y el débil proceso de industrialización se basó en la importación de insumos extranjeros y convirtieron al Perú en un enorme taller de armado de la llamada industria blanca.

Sin embargo, los grupos de poder eran fácilmente diferenciados y también los trabajadores del campo y la ciudad: las clases sociales y sus diferencias eran muy notorias. Sobre esta base económica y social, se levantaron y organizaron sus expresiones políticas, llámese Partido Civilista, la Unión Odriísta, el Movimiento Demócrata Pradista, la Democracia Cristiana, el APRA en la derecha y en la Izquierda el Partido Comunista y sus variantes de izquierda.

Pero esta realidad empezó a cambiar radicalmente desde los 80 del siglo pasado y en particular después del golpe mafioso del 5 de abril de 1992 de Fujimori y Montesinos que aplicaron el modelo neoliberal salvaje, que privatizaron casi todas las empresas públicas y donde la corrupción fue generalizada y campeo el individualismo, pragmatismo en lo ideológico que dio sustento al egoísmo y a la desarticulación de todo el tejido social, al amparo de la aplicación generalizada de las leyes salvajes del mercado y redujeron el estado a una mínima expresión.

Desde mi punto de vista, aquí está la madre del cordero del porqué la sociedad peruana está desarticulada y anarquizada, donde el estado y el gobierno son muy débiles y carecen de fuerza para desarrollar un proyecto de desarrollo nacional de carácter estratégico, donde jueguen su rol todos los sectores productivos y sociales y no suframos la dictadura del gran capital financiero y comercial.

Los peruanos desde el mismo momento de la independencia, nunca estuvimos unidos y no tuvimos una cultura democrática e imperó las sucesivas dictaduras militares y los gobiernos civiles nacidos de las urnas, tampoco se preocuparon de crear y desarrollar ciudadanía y se limitaban a defender sus intereses de clase, de los grandes monopolios extranjeros y desde luego a implementar los dictados del amo extranjero, primero de España, luego de Francia e Inglaterra y finalmente de los intereses de los EEUU.

Además, en los peores momentos y dificultades que tenía el Perú, como en la guerra con Chile, siempre estuvimos divididos y enfrentados y esto repercutía y afectan hasta la fecha. Los grupos de poder y sus expresiones políticas no tienen  una visión estratégica del Perú que deseamos construir, nunca tuvimos una clase dirigente ni Proyecto Nacional de Desarrollo y en lo concreto,  a los partidos de la derecha los une el modelo neoliberal , la defensa de la constitución fujimorista y el anticomunismo  y anti izquierdismo visceral, pero aún  prevalece el caudillismo y los intereses de empresas particulares que tienen que defender como los del grupo de la construcción, universidades mediocres, de los comerciantes, el narcotráfico, los bancarios y el contrabando.

En el caso de la izquierda, el mejor momento fue cuando se formó Izquierda Unida, pero por discusiones estériles el proyecto fue liquidado y por supuesto por no conocer la realidad peruana y los cambios que se venían produciendo y no tener una visión de futuro. También campea el caudillismo y el espíritu de parcela y un electorerismo acendrado. Existe el virus de la división de allí que no se haya forjado un solo Frente, un solo programa y un solo candidato. Se hicieron muchos intentos para lograr la unidad, pero solo se avanzó un pequeño trecho con Juntos por el Perú donde se conglomeran el Partido Comunista del Perú, el PCP, el PH, Nuevo Perú, los Etno nacionalistas y los señores de Venceremos que salieron del control de Vladimiro Cerrón.

En nuestra historia reciente se formaron alianzas electorales de hecho y de facto como el Frente de Unidad Nacional de 1945, la alianza del APRA con MDP de Prado en 1956 y con el Odriismo en 1962; luego Izquierda Unida en 1980, el FREDEMO en 1990, la Alianza del PPC con el APRA y ahora la del PPC con APP de Acuña, por señalar las principales alianzas. Pero casi todas no tuvieron un sustento programático y una mirada de largo alcance, no tuvieron una visión de país y por eso duraron poco tiempo y luego se diluyeron.

En el caso específico del PPC, salvo con la alianza del FREDEMO lograron una presencia muy importante en el Congreso, donde estuvieron sus principales representantes políticos con Roberto Ramírez del Villar, Felipe Osterling, Javier Bedoya de Vivanco, Antero Flores  entre otros, pero luego fueron de fracaso en fracaso y hoy  suscriben una nueva  alianza política con APP para salvar sus inscripción legal y tener una representación parlamentaria, aunque las discrepancias internas que ha suscitado esta alianza impedirán que lo mejor de sus pocos dirigentes notorios participen en el proceso y el mejor ejemplo lo tenemos en la renuncia de un nieto de Luis Bedoya Reyes.

Además, el PPC desea tener una vigencia nacional que nunca la tuvo, salvo en casos contados como en Arequipa, en 1985 donde eligieron como Diputado al Notario José Jiménez Mostajo y APP aspira tener mayor protagonismo político en Lima, donde el PPC tradicionalmente tuvo mayor éxito. En términos concretos, estos pequeños intereses los une, pero su responsabilidad con los problemas del país como la reactivación económica, el combate al COVI 19, la lucha contra la corrupción etc., por lo menos no se conocen, salvo los intereses económicos de Cesar Acuña.

En lo concerniente a que el PPC y sus candidaturas frustradas habría que buscarlas en su naturaleza conservadora de su ideología y siempre ligados a los grupos de poder. No debemos olvidar que el PPC nace de un desprendimiento de la Democracia Cristiana que en los 60 del siglo pasado se ramifica en dos vertientes: la encabezada por el Dr. Bedoya Reyes que ganara las elecciones municipales en Lima Metropolitana en el primer gobierno el Arquitecto Fernando Belaunde Terry, período en el que se construyó el Paseo de La República, más conocido como el zanjón; y el sector que encabezaran los juristas Cornejo Chávez y Carlos Blancas y otros. Las discrepancias se agudizaron porque este sector se alió con la dictadura de Velasco Alvarado que destituyó a Belaunde el 3 de octubre de 1968.

La Democracia Cristiana presidida por los abogados Cornejo y Blancas asumió posiciones progresistas en contraposición a las del PPC y se identificó plenamente con las reformas de los militares, mientras los seguidores de Tucán defendieron abiertamente a los grupos de derecha, por eso se afincaron básicamente en Lima y no tuvieron mayor trascendencia en el resto del país, con algunas pocas excepciones.

Otros aspectos a considerar, es su permanente crisis internas y el agotamiento de sus liderazgos, pero también sus posiciones reaccionarias coincidentes con el OPUS DEI y los sodalicios, que se oponen al aborto terapéutico, la igualdad de género, sus actitudes racistas como el calificar a Alejandro Toledo como el Auquénido de Harvard o cuando Lourdes Flores Nano afirma que los limeños se metan al poto su alcaldía. Pero agregó que, en su historia política, siempre sus abogados dentro de ellos Luis Bedoya Reyes, defendieron a los grupos de poder en contra de los trabajadores como lo que sucedió en la fábrica CROMOTEX que fabricaba los famosos chisitos, donde despidieron a trabajadores después de varios meses de huelga.

En conclusión, pese a sus alianzas interesadas y para no desaparecer, el PPC nunca llegará a ser gobierno y su alianza con APP del muy “inteligente” César Acuña, es para sobrevivir políticamente unos años más. Salvo que la historia me desmienta.

 

“En el Perú no hay partidos políticos, sino pequeños grupos con intereses mercantilizados”

Eliseo Zeballos – Sociólogo y Docente Universitario

Hablando en sentido estricto lo que significa hacer política en el Perú no existen partidos políticos, lo que existen son agrupaciones, movimientos, movidas pautados por apetitos personales o de pequeños grupos con intereses mercantilizados, con una orfandad ideológica, política donde lo programático es una pieza sin sentido para justificar sus ambiciones personales. Los altos niveles de mercantilización (la oportunidad electoral es una oportunidad de negocio) aparecen muchos emprendedores atrevidos, empresarios con sus representantes, por lo tanto, es difícil que en tan amplio mercado solo aparezcan dos o tres emprendedores, encima hay que sumar los atrevidos de la farándula o despistados que aprovecha de difundir su propio afiche

La izquierda además de esas condiciones lleva el ADN del sectarismo y la división que lo cultivo desde la década del 70 y no lo puede superar. Cada fracción se cree el dueño de la verdad.  ¿Los apitucados del PPC con los despintados y maltrechos de Alianza para el Progreso? El sector conservador del PPC, sino tomó distancia lo debe hacer de inmediato, de igual forma los radicales de grupo de Acuña. Lo que más debe animar a un sector del PPC con el dolor de su corazón, es aliarse para evitar la extinción formal como partido, su historia demanda su vigencia, sería una de las formas de acercarse a ese tipo de vientre.

Otro probable argumento que los invita a la misma mesa, es que Alianza para el Progreso tiene un sistema organizativo nacional en todas las sedes de la Universidad César Vallejo, y el PPC, por supuesto a un tiene vigencia en algunos sectores de la ciudad de Lima, eso los anima y los entusiasma a que podrían tener una buena lid electoral. Pero en términos de convivencia se desbarata antes que termine la luna de miel. Eso sí, lo programático será un ensamble hegemonizado por los del PPC, a los otros les interesa una cuota de poder y punto.

Esta alianza no resiste ni se toleran se debe disolver más rápido que inmediatamente. El PPC, ha mostrado una actitud vergonzante de declararse públicamente   representante de la DERECHA, ha intentado aliarse con el APRA, incluso con representantes de la Izquierda como José Luis Risco (2001). Por otro lado, se le identifica como un partido limeñista y centralista sin mayor ascendencia en las provincias.

También antes de la década del 70, la izquierda logra internalizarse y extenderse dentro de las clases populares a nivel Latino Americano, desarrollando un clasismo marcado por el sindicalismo y luego un regionalismo popular   de gran intensidad particularmente la década del 80. Este sentimiento ha permitido fortalecer este sentimiento en grandes sectores a los cuales el PPC, nunca ha podido llegar ni convencer

 

 

Hugo Amanque Chaiña


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