¿A quién beneficia el terruqueo?

Hugo Amanque Chaiñaoctubre 30, 20257min0
Hugo Amanque Chaiñaoctubre 30, 20257min0

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¿A quién beneficia el terruqueo?

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Estigma, por su definición, es una relación de desprestigio que se establece con una persona, colectivo o institución; refiriéndola a un fenómeno, generalmente falso, de amplio desprestigio social. Terruqueo, que viene de “terruco” en la jerga popular, es el nombre corto para referirse a una terrorista en el Perú. Terruco como estigma y la acción de terruquear se han convertido para la extrema derecha peruana en una forma de combate ideológico que pretende, con mentiras, eliminar a sus oponentes, principalmente progresistas, tratándolos como enemigos que deben abandonar la política y hasta la vida pública en general.

El despliegue del terruqueo ha llevado en los últimos días a políticos de extrema derecha a renovar esta práctica sin, como es costumbre, el más mínimo cuidado por la ética pública. Me refiero a la declaración del congresista Fernando Rospigliosi sobre el artista Trvco, el apodo de Eduardo Mauricio Ruiz Sanz, que falleció al final de la marcha del 15 de octubre, todo indica por disparos de un policía de civil, confundiendo este alias con terruco e insistiendo en el tema a pesar de la corrección que le hacían los periodistas presentes. Pero también a las del congresista Jorge Montoya que se refirió a las amenazas que supuestamente hacen los senderistas a los profesores de San Marcos en la actualidad.

Felizmente el clima de violencia que vivió la universidad pública y San Marcos en particular cuarenta años atrás, en la época del conflicto armado interno, fue superado básicamente por acción de la propia comunidad universitaria que se batió contra todo tipo de terrorismo. Hace varias décadas que San Marcos respira un ambiente de trabajo y esfuerzo académico que le permiten estar entre las mejores universidades del Perú. Y digo esto como profesor de San Marcos con más de cuarenta años de antigüedad. Pero resulta curioso que Montoya, una persona que se supone informada, recurra a estos estigmas, que no hacen sino contribuir a un clima de desinformación sobre la Universidad que le hace un gran daño al Perú.

Otra cosa es que San Marcos sea orgullosamente una casa rebelde, que reacciona contra las injusticias y el autoritarismo, lo que se expresa en su generosa contribución en estudiantes, profesores y trabajadores no docentes, a las marchas por la democracia, tanto históricamente como en las últimas semanas, lo que también le ha valido la represión policial e incluso de matones a sueldo contratados por alguna mano negra que no soporta el carácter contestatario de la Universidad.

Pero regresemos a la pregunta inicial ¿a quién beneficia el terruqueo en la actualidad? Más allá de enturbiar el diálogo con la estigmatización permanente, en este clima electoral una de las acciones centrales que desarrollan las posiciones políticas de extrema derecha, es descalificar al otro para limpiar el escenario de competidores y ganar sin competir. El primer paso es crear un escenario de miedo “todos son terrucos” y el segundo, si no logran eliminar a los contrarios en el primer intento y pierden la elección, gritar ¡fraude! como ya lo hicieron el 2021 sin lograr probar nada. Sin embargo, a diferencia de 2021, hoy ya no estamos en un régimen democrático, sino en un régimen autoritario, en el que las garantías de que tengamos una elección limpia son mínimas sino inexistentes, por lo que el fraude de parte de los que controlan el Estado es altamente probable.

Debemos pues estar en máxima alerta los demócratas de todos los colores políticos, para que el fraude no se consume y podamos salir de este régimen autoritario y retomar una construcción democrática que ponga al Perú en otra orientación hacia el futuro. Una primera cuestión en ese sentido es rechazar el terruqueo y denunciarlo como una práctica estigmatizadora que apunta al fraude y a la división entre los peruanos.

PD: ganar sin competir, sobre la sentencia a Bermejo

En un atropello más, cantado por acciones anteriores. Guillermo Bermejo, precandidato de la alianza de izquierda Venceremos, ha sido sentenciado por terrorismo, en concreto pertenencia a Sendero Luminoso, más de tres décadas después de que terminara el conflicto armado interno. Mi solidaridad con este líder de izquierda que es perseguido por sus ideas y su acción política.

A todas luces, si unimos esto con la anulación de los juicios a Keiko Fujimori por el caso cócteles, tenemos un escandaloso “lawfare” o uso político de la justicia para favorecer a determinado candidato o partido, una práctica de la ofensiva de la extrema derecha, cada vez más común, que recorre el Perú y América Latina. Todo con el agravante que Bermejo ya había sido absuelto dos veces por el mismo caso y la Corte Suprema había ordenado que se le vuelva a juzgar por tercera vez.

Como argumentamos líneas arriba, de cara al proceso electoral en curso, al terruqueo le sigue el fraude y esto no es otra cosa que una práctica fraudulenta. La extrema derecha en el poder no las tiene todas consigo y tiene miedo de perder las próximas elecciones. Quiere ganar sin competir, pero el pueblo movilizado no lo va a permitir.

 Nicolas Lynch – Sociologo y Docente Universitario

Foto Wayka

Hugo Amanque Chaiña


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