La Ultraderecha en el Perú y la irrupción electoral de Renovación Popular

La emergencia de la ultraderecha en Perú puede explicarse, entre otros factores, por la dinámica interpartidaria. En algunos casos, la confluencia de partidos de derecha y de izquierda hacia el centro del espectro ideológico, puede dejar espacios en los extremos del continuo que pueden ser empleados como bases para la formación de “genuinos” partidos de derecha (Rovira, 2019). Esto, por ejemplo, fue lo ocurrido en el caso del surgimiento del Partido Republicano en Chile (Zanotti, 2023).
En Perú, la emergencia de Renovación Popular también se explica por la dinámica interpartidaria, aunque se origina en la implosión del campo de la derecha en varias organizaciones. Fuerza Popular había sido, durante varios años, una suerte de partido catch all de la derecha dado que solía acomodarse a diferentes variedades dentro de este espectro bajo las premisas de los pilares promercado y el respeto al legado de Alberto Fujimori.
Entre otros grupos, facciones ultraconservadoras cohabitaban cómodamente dentro del fujimorismo. Pero la atomización reciente del campo de la derecha y la reducción de FP a su mínima expresión –como producto del encarcelamiento de Keiko Fujimori–, hicieron que muchos abandonaran este amplio barco. De este modo, algunos excolaboradores y parlamentarios de Fujimori decidieron unirse a otros proyectos políticos, como Avanza País y Renovación Popular, en la campaña de 2021.
Fue entonces que varias facciones conservadoras –vinculadas incluso a movimientos sociales como Con mis hijos no te metas y otros activistas contrarios a lo que consideran “ideología de género”–, fueron bienvenidos a unirse en un proyecto distinto, independiente, para relanzar un partido ultramontano como Renovación Popular. Fue así como nació un nuevo –aunque aún pequeño–, partido de ultraderecha en medio de la campaña electoral del 2021, dejando a Fuerza Popular como una organización desacreditada, pero a su vez como detenida en la posición de la derecha convencional.
Mientras se mantenga la dinámica de polarización en el electorado peruano, Renovación Popular, como partido populista de ultraderecha, mantendrá su vigencia. Si bien sus posibilidades de crecimiento electoral son limitadas –especialmente, porque el fujimorismo le disputa la hegemonía del campo derecho–, la continuidad de la hiperfragmentación le otorga protagonismo en el debate público.
Rafael López Aliaga, como alcalde de Lima, goza de una exposición mediática que le permite, por un lado, asentar su narrativa antiestablishment, la cual sintoniza con los atractivos populistas existentes en la sociedad si bien, por otra parte, corre el riesgo de un desgaste anticipado. La estrategia populista ha demostrado –en el Perú, al menos–, tener sus limitaciones en tanto que no logra sedimentar afinidades a favor de proyectos políticos.
Hasta ahora no se descarta que López Aliaga siga por el camino de otros líderes populistas –de centro, como Martín Vizcarra; de izquierda, como Pedro Castillo–, de sintonía efímera pero incapaces de perdurar en el tiempo.
Carlos Meléndez – Friedrich Ebert Stiftung