¿Publicidad o espectáculo?

Hugo Amanque Chaiñaagosto 3, 20254min0
Hugo Amanque Chaiñaagosto 3, 20254min0

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¿Publicidad o espectáculo?

Amonestacion-y-multa-a-abogado-Tik-Toker-por-transmitir-audiencia-y-realizar-criticas-a-las-partes

La reciente amonestación y multa a un «abogado Tik Toker» no es solo una sanción; es un golpe de realidad para aquellos que confunden el estrado judicial con un set de grabación de videos virales. La decisión judicial es un respiro de cordura en un ecosistema digital que, parece premiar lo histriónico sobre la profesionalidad.

El principio de publicidad de los juicios. ¡Qué noble idea! Transparencia para el ciudadano, garantía de imparcialidad. Empero, para algunos abogados defensores, jueces o fiscales, la publicidad es una excusa para el autobombo desaforado. ¿Transmisión autorizada por «Justicia TV»? ¡Por favor! Eso es para los aburridos que quieren que la gente entienda el proceso. Lo que se busca es el algoritmo, el «like», el comentario de sus «fans» que, presumiblemente, no comprenden los alcances del Código procesal.

La idea no es informar a la ciudadanía, sino convertir un acto serio en contenido desechable. Es la mercantilización del dolor ajeno, la banalización de la justicia para conseguir unos cuantos seguidores y, quizás, unos contratos más. Patético.

Se habla de respeto en el litigio, de confrontación de tesis jurídicas. Ridículo. Para este tipo de «profesionales», la sala de audiencias es un escenario donde puede lucirse con sus comentarios tendenciosos y sus supuestas «observaciones» a la contra parte. ¿Disminuir al colega? ¡Claro que sí! Si lo humillas en cámara, ¿no te hace ver más inteligente a ti? La ética y la objetividad son para los perdedores que no entienden cómo funciona la «marca personal» hoy en día.

Aquí no hay un apasionamiento por el derecho; hay una voracidad por la atención. La litigación no es un duelo intelectual; se pervierte en un monólogo grandilocuente que, convenientemente, será editado y subido a la red para mayor gloria de los «influencers» jurídicos.

El caso no es una anécdota, es una alarma. Tenemos una generación de futuros abogados que están siendo «educados» con estos modelos. ¿Qué les estamos enseñando? ¿Que el éxito profesional se mide por cuántos «me gusta» tienes en un video donde te mofas de los sujetos procesales? ¿Que las reglas de audiencia son meras sugerencias para el que tiene más carisma en pantalla?

Es una afrenta a los profesionales del derecho, aquellos que pasan horas estudiando, preparando argumentos y defendiendo causas con rigor, seriedad y ética, lejos de los reflectores de una pantalla de móvil. Este tipo de abogados -defensores, fiscales o jueces- «Tik Toker» desprestigian la profesión y la convierte en un disfraz más para su espectáculo personal.

Son prueba viviente de que, en la era de la sobreexposición, algunos están dispuestos a vender su profesionalidad y la seriedad del sistema judicial por un puñado de likes y la efímera gloria de un video viral.

La verdadera justicia no se gana con hashtags o bailes; se gana con trabajo duro, respeto por el proceso y, sobre todo, un profundo sentido de la ética. Algo que, evidentemente, muchos «influencers» del derecho han olvidado por completo en su carrera por la fama barata.

Dr. Celis Mendoza – Docente Universitario y Magistrado Judicial

Hugo Amanque Chaiña


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