¿Todos hundimos al Perú?
El único que lanzó un grito esperanzador, optimista y revolucionario fue aquél que enarboló el lema: “SÓLO EL APRISMO SALVARÁ AL PERÚ”. Tenía Plan Máximo viable (1924); Programa, elaborado democrática y científicamente (1931); pléyade de Estadistas: Haya de la Torre, Manuel Seoane, Antenor Orrego, Luis Alberto Sánchez, Carlos Manuel Cox, Luis Heysen, Ramiro Prialé, Magda Portal, Carlos Eyzaguirre, León de Vivero y otros; organización política en todo el país, disciplinada, fraterna y mística.
Fue combatida cruelmente por la oligarquía latifundista, el militarismo y el clero; el imperialismo yanqui; y el variopinto comunismo totalitario. Esa nefasta clase plutocrática, con sus serviles tiranos de Leguía (1919-1930), Sánchez Cerro (1931-1933), Benavides (1933-1940) y Odría (1948-1956); asesinaron a Salomón Ponce y Manuel Alarcón (1923), Manuel “búfalo” Barreto, seis mil apristas en la Revolución de Trujillo y Carlos Phillips (1932), Manuel Arévalo (1937), Luis Negreiros Vega (1950), y tantos otros compañeros que ofrendaron sus vidas, sacrificaron sus libertades, fueron deportados, los arrancaron de sus familias, de sus trabajos y de sus comunidades, a lo largo de la heroica clandestinidad, experimentada, protagonizada y vivida por el otrora insurgente y demócrata Partido Aprista Peruano.
Con fraude electoral (1931), nulidad de elecciones (1936), impedidos de participar (1940 y 1950), podía elegir y no ser elegidos (1945 y 1956), declaración de fuera de la ley del APRA (1948), veto de las FFAA contra Haya (1962), golpes de Estado (1962 y 1968), carga montón electoral antiparista (1963).
Cerraron el ingreso al poder del Aprismo con sus excelentes cuadros políticos, pese al apoyo consciente de los pueblos del Perú. Ahora, tenemos una presidenta de la República, peor que Pedro Castillo, se ha incrementado la delincuencia; ha decrecido la economía; la inversión privada es ínfima; hay miles de obras paralizadas, trabadas y postergadas; ha aumentado la anemia y desnutrición crónica infantil; se ha disparado el desempleo y la informalidad.
En la actualidad, nadie se atreve a proponer “salvar al Perú”. Más bien, desde el presidente Ollanta Humala, tenemos gobiernos y congresos que, cada vez, gobiernan peor, con la perversa consigna: “todos hundimos al Perú”.
Edgar Lajo Paredes – Abogado