Haya de la Torre y la austeridad parlamentaria
Revista Cocktail
Ante el despilfarro del Congreso, leemos a Luis Alberto Sánchez: “En el capítulo XCVIII de mi Testimonio personal doy cuenta de la austeridad de Víctor Raúl como presidente de la Asamblea Constituyente, al punto que su gestión de 1978 arrojó un superávit de 50 millones de soles en moneda corriente de ese año”. (Sobre la herencia de Haya de la Torre, Primera edición, enero de 1994, pág. 220). Roy Soto Rivera, escribe: “La congoja perenne de Haya de la Torre lo decidió moralmente a no recibir ningún dinero por su trabajo en la Asamblea y como debía cobrar por Ley sólo aceptaba el emolumento de un sol al mes, pagado en cheque a cargo del banco de la nación. Su política económica en la Constituyente fue rígida y austera. No usó el carro de la presidencia. Sugirió que los patrulleros hicieran servicios policiales que les fueran propios. Dispuso que en el presupuesto de la Asamblea no hubiera partidas para pagar cuentas de consumo en la cafetería”. (Víctor Raúl El hombre del siglo XX, Lima 2002, tomo III, pág. 1315), añade: “Había prohibido el consumo de licores costosos en las ceremonias protocolares; los asambleístas se vieron obligados a pagar hasta el café en las sesiones de comisiones”. (1318).
Carlos Roca, también Constituyente, narra: “el Oficial Mayor del Congreso, Luis Saavedra Chacón, fue a la oficina de la Presidencia y le dijo al jefe: Presidente, el gobierno está poniendo a disposición de los señores miembros de la directiva, automóviles con dotación de gasolina y chofer… Entonces se dirige al Sr, Chacón: Los Apristas no vamos hacer uso del carro. Alayza Grundy, que en ese momento se encontraba en la oficina de la presidencia, le dijo a Víctor Raúl los del PPC tampoco”. Haya “Dirigiéndose … al Oficial Mayor le trasmitió estas palabras: Señor Oficial Mayor, devuelva los carros porque no vamos hacer uso de ellos”. (Haciendo Memoria de Mochero Vásquez, Primera Edición, agosto 2016, págs. 521 y 522).
Haya estableció reglas inflexibles: “el dinero del pueblo no se puede utilizar en agasajo”. (522); “Champán francés va a haber, pero a la Asamblea no le va a costar nada”. (524). Conclusión: quieres licor, toma con tu dinero, no con recursos públicos. Con Haya de la Torre, el Congreso tuvo superávit y no efectuó gastos superfluos. Haya es ejemplo de austeridad a recordar y practicar.
Edgar Lajo Paredes – Abogado