Manifiesto Ciudadano por el Perú
OJO PÚBLICO
Nuestro Perú está de duelo. Lloramos hoy casi 50 muertos producidos por la irresponsabilidad criminal de quienes pueden tener una cuestionada legalidad, pero carecen de legitimidad para gobernar. Las protestas de millones de peruanos que se movilizan y luchan es por el derecho a elegir sus propios gobernantes y el rechazo a que los gobiernen quienes perdieron las elecciones.
Vivimos una coyuntura crítica cuya magnitud y profundidad nos permite ver nuestros problemas más hondos. La crisis no viene de ahora ni del gobierno de Pedro Castillo. Es una convergencia de carencias inmediatas, sanitarias y de hambre, con la indignación por la corrupción sistémica de quienes gobiernan y con el hartazgo frente a la sobreexplotación, el saqueo y el abuso que se han entronizado en el Perú en los últimos treinta años. Seis presidentes y tres congresos en los últimos seis años son suficiente muestra de la insoportable inestabilidad política que estamos viviendo.
El golpe fallido de Castillo que provocó la culminación del contragolpe reaccionario del Congreso y los poderes fácticos, ha permitido la ofensiva derechista en curso. Pero la reacción valiente e inmediata de nuestro pueblo se levanta como una valla hasta ahora infranqueable para la derecha. La receta de matar a balazos que la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas han repetido en varios lugares para detener las movilizaciones es inútil porque más puede la heroicidad de mujeres y hombres del pueblo que siguen poniendo el pecho para defender sus derechos.
La acusación de terroristas a los que protestan es falsa y criminal. Cada cual sabe quién es quién en cada pueblo y en cada región, por ello denuncian y aíslan a los provocadores, vengan del extremo que vengan, negándose a ser motejados con el estigma del terruqueo. La única salida es la renuncia de quienes han cometido estos de delitos de lesa humanidad, de Dina Boluarte a la Presidencia de la República y de la Mesa Directiva del Congreso a sus respectivos cargos, para que este elija un Presidente de consenso que pueda dirigir una corta transición hacia elecciones inmediatas, sin proscripción alguna.
En este empeño el papel de los gobernadores regionales, como interlocutores de los movimientos regionales de protesta, es crucial. Ellos pueden constituir un puente para la salida política. En estas elecciones es imperativo que se pregunte también al pueblo si desea o no una nueva constitución y por qué mecanismo. Las elecciones inmediatas no serán una solución si el país no tiene un horizonte político de futuro y esto sólo lo dará el debate constituyente, sobre un nuevo acuerdo entre los peruanos.
No son dos Perús, es uno solo, pero cuyos vasos comunicantes sufren arterioesclerosis, por falta de nación y de república, en las que se plasmen democracia y justicia para todos.