Cuando la renuncia irrevocable del ministro de Trabajo lo dignifica como persona
Reproducimos por ser de interes público, la carta de renuncia irrevocable del ministro de Trabajo, Eduardo Garcia Birimisa el dia jueves 12 de enero a la presidenta Dina Boluarte, en momentos de grave crisis política y social que atraviesa nuestra patria por una convulsión social de imprevisibles consecuencias. Una renuncia personal que dignifica personalmente a dicho ministro cuando los otros ministros y Dina Boluarte, se aferran al poder manchado con sangre del pueblo peruano y cuando él antepone los valores y principios que le enseñaron en su familia que estan por en encima de la angurria política. Eduardo Garcia, no disparó a los peruanos fallecidos, pero tiene la decencia de reconocer errores como ministro y apartarse del poder, gesto y acto político de desprendimiento que la mayoría de quienes tienen poder y autoridad, no lo hacen con frecuencia.
Carta de renuncia irrevocable del ministro de Trabajo Eduardo Garcia Birimisa
«Cuando asumí el encargo de servir al país desde la posición de ministro de Estado, lo hice porque estaba convencido de que podría contribuir a construir el Perú que soñaba. Desde el sector de trabajo y promoción del empleo, imaginaba poder llevar una gestión identificada por el diálogo social que generara un tejido social y ciertos puentes comunicantes para que trabajadores y empleadores logren ver en el otro un poco de sí mismos. Somos un país que, en 200 años de historia republicana, está aún en una etapa de adolescencia, tratando de forjar su identidad.»
«Un equipo de ministros de amplia trayectoria y profesionalismo, asumió el reto en un momento crítico que ponía en jaque nuestra gobernabilidad. Fuimos testigos de una gran cantidad de protestas en distintas regiones del país, con diferentes banderas políticas. Pero que sabíamos que detrás de las mismas se encontraban también demandas sociales largamente ignoradas.»
«No podemos negar tampoco que pudiera haber motivaciones oscuras y malintencionadas detrás de actos que atentaban contra los derechos de otros peruanos, afectando su tranquilidad, sus libertades, las fuentes de trabajo y hasta la integridad física de nuestros hermanos entre los que se encontraban incluso policías que fueron atacados con explosivos. Por ello se vio la necesidad de adoptar una respuesta que pudiera contener estos ataques. Había que restablecer garantías mínimas de orden, pero, como usted indicó, poniendo énfasis en el diálogo. En llevar soluciones a los problemas de la gente. »
«Sabíamos que detrás de las mismas se encontraban también demandas sociales largamente ignoradas».
«Señora Presidenta, las ganas que usted evidenció de servir al país y de dar lo mejor de todos nosotros para sacar al adelante al Perú. Nos daba a entender que renunciar no era la mejor opción para el país. Como bien señaló, se debían investigar las muertes para esclarecer los hechos, pero, sobre todo, debíamos redoblar nuestros esfuerzos para poder atender a cada una de las regiones del país y lograr con un real compromiso, dar solución a los problemas de nuestros hermanos. Las demandas políticas debían dar lugar a la atención de las necesidades sociales del país. A ello se abocó el equipo de ministros, viajando a todas las regiones del país.»
«Creo que la atención de las demandas sociales ya no es suficiente para lo que el país necesita. Las tragedias que acabamos de vivir así lo demuestran. Creo, señora Presidenta, que se requiere de un acto político, en el buen sentido del término «político»
«Sin embargo, señora Presidenta, la tragedia prontamente se repitió y muchos hermanos cayeron, esta vez en Puno y en Cusco. Esta vez, creo que la atención de las demandas sociales ya no es suficiente para lo que el país necesita. Las tragedias que acabamos de vivir así lo demuestran»
«Creo, señora Presidenta, que se requiere de un acto político, en el buen sentido del término «político». Se requiere de un pronunciamiento del Gobierno que exprese el dolor que sentimos por la pérdida de las vidas de nuestros hermanos. Por las pérdidas que han sufrido esas familias. Se requiere que se pida disculpas a la población. Que se reconozca que se han cometido errores que deben ser corregidos para que esto no se repita.».
«La situación amerita un cambio de rostros en la dirección del país y de un adelanto de elecciones. Se requiere también de una reacción más concreta. La situación amerita un cambio de rostros en la dirección del país. Un adelanto de elecciones que no puede ya esperar hasta abril del 2024. No hacerlo, creo que genera un desgaste que, al menos en mi caso, me inhabilita para poder poner en práctica la construcción del diálogo que considero que necesita el país.
«Todos los anhelos que pueda haber tenido para contribuir un poco con mi país no justifican ya mi permanencia en el Gobierno, la posibilidad de contribuir a garantizar los derechos laborales fundamentales de los trabajadores, el diálogo social como única garantía de democracia en las relaciones laborales y en el país, la promoción del empleo digno y la seguridad social, mi pesar por las regiones de Tacna y Moquegua que me tocaba atender para contribuir a su mejora; no sopesan el riesgo que supone que estas tragedias se repitan. Creo que por más que detrás de las marchas puedan mezclarse motivaciones oscuras, demostrarlo no amerita ya el riesgo de que esas tragedias se puedan repetir.»
«Por ello, presento mi renuncia irrevocable al cargo de ministro de Estado en la cartera de Trabajo y Promoción del Empleo. La polarización en la que nos encontramos, se refleja en las actitudes de nuestro Parlamento, en donde la mayoría de nuestros representantes parece concebir como única reacción, agudizar las contradicciones. No creo que esa actitud permita compartir ideas para enriquecer nuestras perspectivas y, por el contrario, nos condena a tratar de imponer una idea sobre la otra a costa de lograr ajustadas mayorías. Así, no se pueden aprobar reformas políticas de fondo»
«Considero que todos los peruanos necesitamos entrar en un proceso de reflexión, necesitamos ver al «otro’ como a un «yo» y no como a un enemigo. Entender que el que piensa distinto no necesariamente está equivocado. Necesitamos poder discutir con un diálogo serio, en el que validemos la posición del otro y nos esforcemos por comprender sus razones, solo así podremos respetarnos e identificarnos. Le agradezco la confianza que depositó en mí y le deseo que pueda tomar las mejores decisiones para el futuro de nuestro Perú».
Eduardo Alonso Garcia Birimisa