Promulgan Ley 31240 para que Complejo Toro Muerto sea Patrimonio de la Humanidad
Se publicó en el diario oficial la Ley 31240 que aprobó el Congreso que declara de interés nacional el fortalecimiento a la postulación del Complejo Arqueológico Toro Muerto como Patrimonio Mundial de la Humanidad ante la UNESCO, ubicado en la provincia de Castilla departamento de Arequipa. La norma afirma que el Ministerio de Cultura de acuerdo con sus competencias realizará las acciones para lograr que la UNESCO reconozca el Complejo Arqueológico Toro Muerto como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
En la sustentación del proyecto de ley, se afirmó que mediante Resolución Directora Nacional 037-INC, del 29 de enero de 2002, y Resolución Directora Nacional 801-INC, del 16 de junio de 2005, expedidas por el Instituto Nacional de Cultura (INC), hoy Ministerio de Cultura, se declaró Patrimonio Cultural de la Nación al Complejo Arqueológico Toro Muerto de Arequipa. De allí que cuente con la condición de bien cultural nacional. Posteriormente, el 24 de julio de 2018, a propuesta de la Comisión de Turismo del Consejo Regional del Gobierno Regional de Arequipa, se aprobó el Acuerdo Regional 063- 2018- GRA/CR- AREQUIPA, que declaró de interés regional el complejo arqueológico Toro Muerto, ubicado entre los distritos de Uraca y Aplao, provincia de Castilla, departamento de Arequipa, con el objeto de que sea elevada de Patrimonio Cultural de la Nación a la categoría universal de Patrimonio Mundial Cultural de la Humanidad a ser declarada por la UNESCO.
En el citado acuerdo, se precisa que Petroglifos Toro Muerto es «una de las más grandes e importantes muestras de arte rupestre del mundo, que se extienden en un área de 5 kilómetros cuadrados, destacando figuras antropomorfas, zoomorfas, aves, cuadrúpedos, reptiles, fitomorfas, geométricas, simbólicas o mitológicas, etc., grabados a través de las técnicas del golpeado, rayado, frotado, desastillado y grabado a percusión, en enormes bloques de sillar, producto de la erupción de los volcanes Chachani, Coropuna; estimándose que son de la Era Terciaria. Tal vez, sea la zona más rica de arte rupestre en el mundo, con aproximadamente 6,000 bloques grabados en bajo relieve».
En mayo de 2019, el Ministerio de Cultura publicó el Formulario de Presentación Lista Indicativa del complejo arqueológico, precisando que este es un yacimiento de petroglifos realizado por comunidades agro alfareras, donde se plasmó símbolos de su cosmovisión y retratos de su vida diaria u ordinaria en miles de rocas grabadas, cuyo origen es volcánico. La integridad del complejo tiene varios registros e inventarios arqueológicos, llevados a cabo desde 1951 hasta el 2018, lo que ha permitido identificar su considerable valor histórico, artístico y cultural.
Asimismo, resaltan los elementos naturales del paisaje que rodea el complejo, cuyas características, en esencia, se encuentran preservadas. El complejo arqueológico Toro Muerto es equiparable a notables localidades de petroglifos en nuestro país, tales como Alto de las Guitarras, Cerro Mulato, Yonan, Huabcor y Checta. Asimismo, con Palamenco y Samanga, con los yacimientos de Locumba, Quicapampa y Miculla. No obstante, se diferencia de las localidades mencionadas en el número de rocas grabadas, ya que Toro Muerto cuenta con más de 2,500 rocas grabadas, debidamente inventariadas, que representan la variedad de técnicas empleadas y la superioridad en su elaboración.
Así las cosas, en el Formulario de Presentación Lista Indicativa antes descrito, del Ministerio de Cultura, se señala de modo categórico que la importancia mundial del complejo arqueológico Toro Muerto radica en las siguientes características: la densidad de rocas grabadas -2584 petroglifos registrados hasta la fecha- localizadas en un área de 5078 hectáreas; el alto nivel de conservación de los petroglifos, a pesar de ser vulnerables a factores naturales y humanos; el paisaje natural y cultural que conforma Toro Muerto no ha sufrido modificaciones sustanciales tras la creación de los petroglifos.
El yacimiento representa un testimonio significativo del proceso de ocupación humana de valles de la costa sur del Perú por sociedades agro alfareras entre los siglos IX y XVI de nuestra Era, y de una singular tradición cultural de arte rupestre en el continente americano. Bajo los lineamientos expuestos, el objeto de la presente iniciativa es reforzar el camino que culminará en la declaración por parte de la UNESCO de patrimonio mundial de la humanidad del complejo arqueológico Toro Muerto.