La confrontación electoral y el sentido de los conceptos y detalles
Se han levantado múltiples opiniones sobre la calidad de las “ofertas” electorales que se están agitando durante estos días últimos de campaña electoral, por parte de Fuerza Popular (Keiko Fujimori) y Perú Libre (Pedro Castillo). Unas opiniones destacando la minuciosidad técnica del programa de la candidata fujimorista y otras la generalidad del ideario del candidato de Perú Libre; sin que exista el interés y, posiblemente, la capacidad para una diferencia y relación analítica solvente en estos dos planos de análisis. ¿La particularidad de los detalles podría divorciarse de su generalidad comprensiva, o la generalidad comprensiva podría entenderse sin su derivación en los detalles? ¿Por dónde empezar y qué es lo que más necesita el país en la necesidad de cambiar las cosas?
Empezando por la generalidad. La generalidad de las ideas en un proceso político se orienta a las teorías, conceptos y grandes hipótesis que organizan el sentido global del ordenamiento social en un sentido contrastante derecha e izquierda, liberalismo y marxismo, dependencia o autonomía, Estado y sociedad civil, etc., sin descartar la posibilidad de otras propuestas intermedias que, al final de cuentas y generalmente, derivan en alguna de las primeras. De tal manera que ocultar la generalidad (globalidad, totalidad, integralidad), ponerla en la sombra cognoscitiva o simplemente desaparecerla del debate público sustrae del análisis el todo social que subordina y explica la particularidad de los detalles, la hondura de los problemas sociales, la interrelación de las particularidades y la posibilidad de su atención y resolución en un flujo político de actuación donde lo micro sólo tiene sentido en lo macro y lo macro sólo adquiere facticidad en lo micro.
En este sentido, las ideas generales del ideario del candidato Pedro Castillo más allá de que nos gusten o no, traducen la necesidad de observar el conjunto social, su composición, estructura y movimiento con todas sus asimetrías, contradicciones, concentración del poder y privilegios, que la concentración en los detalles impide ver. Ideas generales como, por ejemplo, nueva Constitución Política, “mercado regulado por el Estado”, “renegociación del reparto de utilidades”, “nacionalización y estatización de sectores estratégicos”, “desconcentración de los grandes medios de comunicación”, etc. que están en el “ideario” de Perú Libre del 2020, o “la salud es un derecho”, “Asambleas Locales de Salud”, rol regulador del Estado “dentro de un enfoque de economía mixta”, regulación de los monopolios y oligopolios, “segunda reforma agraria”, “nuevo impuesto a la sobre ganancias”, “eliminación de exoneraciones tributarias”, “renegociación de contratos de estabilidad tributaria con las grandes empresas”, entre otros, que se consignan en el documento Plan de Gobierno Perú al Bicentenario Sin Corrupción (2021); ideas todas que evocan en su trama relacional una nueva forma global de entender la realidad nacional, sus estructuras en diferentes planos de generalidad, sus contradicciones y el trasfondo explicativo de los males ancestrales que aquejan al Perú.
Una generalidad en el sentido de globalidad, totalidad, formación social o lo que se denomine, suprimida en el lenguaje público de la derecha política para no despertar alertas sobre culpas escondidas y relaciones de dominio subordinación que no se desea reconocer ni menos discutir cómo podría haber sido una racional y argumentada discusión entre el capitalismo y el socialismo, el progresismo y el neoliberalismo o el liberalismo y el marxismo. Un telón de fondo que la derecha política ha sepultado apelando a la adjetivación y la descalificación macartista, al miedo, al terrorismo, la senderización y un imaginario “chavismo” en las intenciones de Pedro Castillo. Una derecha que ha movilizado absolutamente todos sus recursos económicos y mediáticos alineados en el pensamiento único de defensa, a como dé lugar, de sus privilegios económicos.
Y terminando con los detalles de la argumentación política que son como los árboles del bosque, espacio donde se mueve mejor la derecha que la izquierda política, porque es quien corta el jamón en el control del ordenamiento social capitalista; sin el bosque de las estructuras conceptuales, sin horizonte utópico, sin contextos sistémicos, sin historia y sin memoria colectiva, los detalles de la argumentación programática política salpican, más o menos, la textura de la formación social sin poner en tela de juicio la naturaleza de la misma que es el fondo de la cuestión que da lugar a los detalles. Es el caso, sin ir muy lejos, de la informalidad, la corrupción, la pobreza, la concentración del poder, las crisis económicas, el extractivismo y la dependencia, la distribución de la riqueza, la ralentización del trabajo frente al capital, etc. que no pueden ser explicados con la narrativa de los detalles sino tan a lo más descritos en sus evidencias, fenomenología empirista y efectos, pero no en sus reales causas.
El convocar circularmente a la opinión pública, como hace el poder mediático concentrado, a los detalles, a lo técnico de los programas políticos, a la exposición de los particulares en términos de proyectos, acciones y presupuestos, es convocar a la reproducción del statu quo y su prolongación indefinida en el tiempo o al continuismo neoliberal que no sino el continuismo de los privilegios de la clase pudiente, representado por la candidatura de Keiko Fujimori.
Luis Vilcatoma Salas – Doctor en Educación