Yo vaco, tú vacas, nosotros borregos
Las ya varias y graves denuncias contra Martín Vizcarra cobran cada vez mayor verosimilitud. Es decir, resultan creíbles. Pero no se puede sentenciar ni vacar a nadie porque una denuncia en su contra parezca verdad; pues si fuera así, el periodismo no tendría que acudir a expertos en derecho para que aclaren el panorama; sino a teóricos literarios. Menos, si cuando se pregunta a los promotores de la vacancia por la justificación de la misma, contestan cosas como que hay pobreza en el ande, o que el Estado ha desatendido diferentes zonas geográficas y a varios sectores sociales. Así, ellos mismos parecen querer decir: “la verdad es que nuestros motivos carecen de fuerza, así que les aumentamos de todo un poco; aunque jurídicamente no tenga relevancia alguna”. Que eso lo hagan congresistas, nos revela cuán huérfano está el país de clase política.
De otro lado, el presidente se defiende argumentando que hay un complot en su contra armado por las mafias que en los últimos años han visto diezmado su poder; por grupos empresariales que se sienten, no maltratados, sino, no suficientemente beneficiados por el gobierno; y por personajes que quieren ocupar los puestos que quedarían libres en una eventual salida de Vizcarra. Y si tenemos en cuenta lo que hacían los Cuellos Blancos, los Temerarios del Crimen, el Club de la Construcción, y las bancadas a las que estaban fuertemente ligados; tendremos que concluir que la versión del mandatario también es verosímil.
Adicionalmente, hay que tener en cuenta que la verosimilitud se puede construir fácilmente -a favor de unos o de otros- con campañas mediáticas y un equipo de troles. Algo que no sorprendería a nadie con un poco de memoria sobre los periódicos chicha, los canales de televisión vendidos, los periódicos “serios” editorializando en la sección noticias, las radios que admiran al Sinchi de Pantaleón, los fuji troles, los grandes empresarios financiando a hurtadillas a grupos políticos, etc. Y encima una población con una pobre cultura ciudadana.
Pero si esto no fuera suficiente para ponernos en alerta para desenmascarar a los que juegan a la vacancia, y al mismo tiempo estar vigilantes de las investigaciones que haga el Ministerio Público; hay que estar claros de que, si procede la vacancia, no solo Vizcarra dejará el sillón presidencial, sino también quien gane las elecciones en el 2021. ¿O somos tan ingenuos para creer que si gana Forsyth no habrá denuncias de malos manejos en la Municipalidad de La Victoria? Y si gana Keiko, ¿acaso no hay suficientes pruebas como para vacarla infinitas veces? Y si lo hace Ollanta, ¿creen que duraría un año? ¿Y Acuña no es acaso una caja de malas sorpresas? Y con Verónika Mendoza se estrenaría la doctrina jurídica de que las agendas son incapacidad moral permanente.
Ni qué decir si eres sospechoso de asesinato como Urresti. Y no parece muy moral de parte de De Soto haber asesorado a Fujimori, Mubarak y Gadafi, y rodearse de gente vinculada al Movadef. Julio Guzmán, por su parte, está investigado por posible financiamiento de Odebrecht. Y hasta la reencarnación de Ataucusi tiene graves sospechas sobre millonarios fraudes. Así que lo mejor es que la Fiscalía se encargue de averiguar si lo que es verosímil, también es verdad.
Jose Luis Ramos Salinas – Sociólogo y Docente Universitario