De víctima a candidata

“Bajo un singular altar, al estilo cayllomino y visiblemente emocionado, el exalcalde provincial de Caylloma y excandidato a la presidencia regional de Arequipa, Elmer Cáceres Llica, contrajo ayer nupcias con la ex reina de belleza, Jennifer Neira González. La boda fue en el mirador de Yanahuara.” (Diario Correo, 2016) De esta manera muchos arequipeños conocimos a Jennifer Neira, la actual esposa del Gobernador de Arequipa y ahora precandidata al Congreso de la República por la Agrupación Podemos.
Pero ¿Cuáles son los méritos de Jennifer Maritza Neira González para ser candidata? Si googleamos su nombre, encontraremos que esposa de Elmer Cáceres Llica nació en Arequipa, estudió en El Pedregal, es abogada de profesión, madre y actualmente Presidenta del Comité de Damas del Gobierno Regional de Arequipa. Cuando parecía que nada perturbaría su labor de apoyo a su esposo el 8 de marzo del año pasado, un titular del diario Sin Fronteras revelaba haber sido víctima de agresión por parte de su entonces enamorado y ahora flamante esposo, pese a existir mensajes a su número telefónico de celular y certificado por un notario, ella lo negó. Meses después en año nuevo volvió a ocupar titulares en algunos medios de comunicación, esta vez porque nuevamente habría sido víctima de violencia familiar en la provincia de Camaná, pero ella una vez más lo negó.
En las Elecciones Congresales Excepcionales del 2020 volvió hacer noticia, esta vez se anunciaba que sería candidata por el Frente Amplio, información que fue desmentida por el citado partido político. En el presente año la Sra. Neira comenzó a tener un rol más activo en acciones de proyección social, sin embargo, esta labor estaría relacionada con sus aspiraciones políticas, tal como lo evidenció Radio Programas del Perú, la emisora de alcance nacional daba cuenta en zonas altas de la región Jennifer repartió mantos térmicos donados por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados al Gobierno Regional, cosa que no tendría nada de malo pero, a las donaciones les adjuntó su nombre por lo que la fiscalía inició una investigación de oficio.
Para ser candidato (a) al Congreso de la República, la ley señala como requisitos el ser peruano de nacimiento, tener como mínimo veinticinco (25) años, cumplidos a la fecha límite para la presentación de la solicitud de inscripción de las listas de candidatos, gozar del derecho de sufragio y estar inscrito en el RENIEC. Para La mayoría de ciudadanos los aspirantes deben ser personas honestas, horradas, transparentes, que no hayan usado los bienes del estado para beneficio propio, que hayan realizado acciones en favor de la ciudadanía, entre otros. Ahora preguntémonos si Jennifer Maritza Neira Gonzáles reúne estas cualidades, la respuesta se cae de madura, no, y lo diré de forma poética: “ella no brilla con luz propia” desde el punto de vista periodístico su primer referente es el de una Reyna de Belleza que se casa en una boda producida para generar noticia con un controvertido alcalde el cual podría ser su victimario. Su segundo referente, ser la Presidenta del Comité de Damas del Gobierno Regional, cargo que ganó por ser la esposa de la autoridad regional y el tercer referente es una investigación fiscal por “presunto delito de falsedad genérica previsto en el artículo 438 del Código Penal y otros” (RPP noticias, 2020).
Para el movimiento femenino la Señora no es un buen referente, una mujer que es víctima de violencia familiar y que no denuncia a su agresor por no perder su estatus económico y/o social no contribuye en la lucha de la reivindicación de los derechos de la mujer, una mujer acusada de usar donaciones de terceros para hacer proselitismo a favor de su candidatura tampoco, por el contrario manchan la imagen que ha costado sudor, lágrimas y hasta la muerte de valerosas luchadoras sociales que han logrado una ejemplar participación en la esfera política.
La primera batalla que debe ganar Jennifer Maritza Neira Gonzáles para ser candidata al congreso no son las elecciones internas de un partido, sino la de su independencia económica y emocional, aceptar que es víctima de violencia familiar, proteger a su hija para que la niña en un futuro no acepte como algo normal que la usen como un objeto o títere a la que puedan manipular y hacerla postular a un cargo político para seguir teniendo poder e influencias y evitar que el peso de la justicia caiga sobre “el titiritero”.
Ana Guillen Pérez – Magister en Periodismo