Un testimonio personal de un ciudadano que fue contagiado por el COVID donde relata como lo está superando
Arequipa Misti Press, invitó a algunas personas que tuvieron el contagio del COVID 19 a relatar en primera persona, su experiencia a través de un testimonio escrito, para que todos sepamos de primera fuente, como afrontaron ellos esta pandemia, que problemas tuvieron, que dificultades se les presentó en su cuerpo, si fue costoso el tratamiento, si tuvieron o no el apoyo de sus familiares, etc. Agradezco al reconocido abogado, Dr. Miguel Pérez Vizcarra, por compartir su valioso testimonio con nuestros lectores que muchos con seguridad lo valoraran en su real magnitud, pero también servirá para que seamos más responsables y nos cuidemos personalmente, ahora que “casi” todo se ha normalizado y en Europa hay un rebrote que debemos evitar en Arequipa.
COVID 19: una experiencia muy especial
Acepté la propuesta de un excelente periodista y colega como es Hugo Amanque, por la finalidad que persigue de concientizar al gran colectivo del peligro que reviste la pandemia que asola al mundo y las consecuencias que derivan de la misma. Titulé este artículo como una experiencia muy especial, porque el COVID 19 es un mal muy complejo con respecto al cual no estábamos preparados en materia sanitaria. Entre enero y febrero viajé por España e Italia, presencié numerosos grupos de ciudadanos chinos con mascarillas, cuando aún la alerta sanitaria en Europa no se había accionado.
Son situaciones que llaman a la reflexión. Paradójicamente, al parecer me contagié con COVID por las calles Perú y Alto de la Luna de Arequipa, cuando realizaba compras de artículos de bioseguridad. Soy asintomático, conclusión a la que arribó porque no sentí ningún malestar. Un día de julio fui a la chacra y empecé a transpirar en forma abundante, me cambié de muda, en el regreso a casa seguía transpirando, tenía la ropa mojada, una corriente helada de viento ingresó a la camioneta, pudo ser una pulmonía fulminante, pero gracias a Dios no fue así.
Al día siguiente se manifestó una gripe y una tos ocasional, pensé que era estacional como las que tuve en inviernos pasados, transcurrían los días y no mejoraba pese al tratamiento regular con antigripal y antibióticos, hasta que decidí hacer uso de una frase mágica “por si acaso”, la prueba rápida dio positivo, situación que fue confirmada con la tomografía correspondiente, y entonces, se me vino el cielo encima, pensé en los numerosos contagiados y muertos que daban cuenta en los medios de comunicación, entre los fallecidos estaban muchos familiares y amigos.
Son circunstancias realmente angustiantes, por más que se trate de guardar serenidad. Por recomendación de un médico amigo, me dirigí a la Clínica SANNA en donde el Dr. Yataco me recetó acertadamente una batería de medicamentos con las que hice el tratamiento, en el ínterin me dirigí a ESSALUD de Yanahuara con el propósito de hospitalizarme, felizmente no fue así por el riesgo de la carga viral y las enfermedades intrahospitalarias, me indicaron que podía hacer el tratamiento en casa. Cumplí con la cuarentena y la etapa recuperación correspondiente. Debo dar testimonio, que lo mío fue un milagro, una nueva oportunidad que me brinda nuestro SEÑOR, como salesiano tuve tiempo para realizar actos de reflexión y meditación.
Lo normal es, que nos acordamos de DIOS cuando estamos en dificultades, no soy una excepción, esta etapa ha sido un reencuentro con nuestra formación cristiana, una etapa en la que también he contado con el apoyo incondicional de personas que se han preocupado de mi salud sin temor a ser contagiados. Una etapa de revaloración de todos los actos de una vida pasada con la esperanza y convicción de lograr ser una mejor persona en todo sentido. La base económica es elemental para lograr tener un apoyo sanitario adecuado: análisis, radiografías, tomografías, teleconsultas, consultas presenciales, medicamentos, Etc. Como siempre digo, una cosa es contar esta odisea y otra es vivirla.
El proceso viene con altibajos, la presión arterial que asciende a 175, cuando llamo a un médico me dice que en ese momento no tendría que estar hablando, la excesiva sudoración, los mareos, la saturación que se tiene que ir normalizando al igual que el ritmo cardiaco, Etc. Etc. Es una etapa tortuosa que no tiene cuando acabar, hasta que finalmente ves la luz al final del túnel. Además de la cuarentena viene una etapa post-cuarentena que también es de mucho cuidado. Tu organismo no está en su plenitud, haz perdido masa muscular, no tienes la fuerza de antes, te agotas, el proceso de recuperación es lento, con una adecuada alimentación y actividad física más los cuidados protocolares vas volviendo a la normalidad. A la actualidad puedo aguantar la respiración por noventa segundos, realizo caminatas por la campiña en donde no hay mucha gente. La actividad laboral se ve afectada tremendamente, el rendimiento ya no es el mismo, cuesta volver a tener el mismo ritmo. Regularmente, somos bomberos, sólo reaccionamos, no somos proactivos.
Se sabe que el COVID origina secuelas en mayor o menor medida, por si acaso me hice exámenes en cardiología, neurología y neumología, felizmente todo normal. Actualmente desarrollo mis actividades en forma progresiva, con todos los cuidados debidos, no hay que confiarse, al menor descuido el virus se hace presente en nuestro organismo. Somos como una vela al viento, no somos conscientes de la fragilidad de nuestra salud y vida hasta que ocurre un mal que nos afecta tremendamente. Ahora, valoro mucho mas todo lo que nos brinda nuestro SEÑOR, nuestras acciones deben estar dirigidas a buenos propósitos, una de las máximas lecciones que nos dio fue el de ama a tu prójimo como a ti mismo, haz el bien sin mirar a quién, dentro de mis posibilidades continúo con mandato divino, las cosas simples de la vida son las que te harán felices, el contacto con la naturaleza, el poder compartir sin discriminación alguna. Seamos conscientes que no somos eternos, que la muerte no tiene edad, estar preparados siempre y en gracia es lo mejor. Un abrazo para todos.