La polarización política que nos ha conducido el debate de incapacidad moral luego de divulgarse los audios de la vergüenza en palacio de gobierno y que enfrentó al Poder Ejecutivo y Poder Legislativo, también nos enfrentó a los peruanos. Unos, defendiendo al presidente Vizcarra para que se mantenga en el gobierno y otros, al Congreso en defensa de su competencia constitucional para vacarlo de su cargo. Este caso desnuda nuestra fragilidad constitucional y la carencia de integridad moral de algunos políticos en nuestra patria. Hay peruanos que no creen en la Constitución y la interpretan a su capricho y atacaron con insultos a la institucionalidad del Congreso quien ejerció su competencia constitucional de control político.  Vizcarra en su defensa ante el Congreso, se victimizó y argumentó que los audios eran ilegales y se retiró del hemiciclo. No tuvo la cortesía de escuchar a los 130 legisladores que representan al soberano por mandato popular y concurrió al hemiciclo sin la banda presidencial en desacato a las normas de protocolo estatal.

El Jefe de Estado se retiró del Congreso como quien se retira de una reunión de un pueblo joven, un sindicato o un club social, faltando a la institucionalidad que representa al primer poder del Estado, es decir a los 33 millones de peruanos que elegimos a las nueve bancadas parlamentarias. Es un pésimo ejemplo que se da al país y a nuestros jóvenes y niños, evidenciándose que no tenemos sentimiento constitucional e institucionalidad. No estamos honrando el artículo 38 de la Constitución que refiere “que todos los peruanos tenemos que respetar, cumplir y defender la Constitución y el ordenamiento jurídico de la Nación”. En los 199 años de vida republicana, hemos tenido 12 Constituciones Políticas lo que confirma nuestra fragilidad como Estado y no hemos hecho respetar la Carta Magna, llegando al extremo de saludar y felicitar golpes de estado a cargo de militares y civiles como sucedió con Fujimori el 05 de abril de 1992.

España es uno de los Estados de Europa que evoca anualmente el día de su Constitución, ya que en la década del setenta del siglo XX después de cuatro décadas del gobierno dictatorial de Franco, en referéndum el año 1978, los españoles aprobaron su Carta Magna vigente hasta hoy. Fue el Rey Juan Carlos quien emitió el real decreto 2964 del año 1983 por el cual fijó que cada 6 de diciembre se debía realizar actos oficiales en entidades públicas y en la sociedad española. En el Perú ni los congresistas constituyentes, ni los parlamentos, no fijaron ninguna fecha para recordar la importancia de nuestra Carta Magna, pero si aprobaron la ley del emolientero, el día del pisco, el día de la canción criolla, etc.

El jurista, Dr. Ermo Quisbert, afirmó que la Constitución Política es “la norma jurídica suprema positiva que rige la organización de un Estado, estableciendo la autoridad, forma de ejercicio de esa autoridad, los límites de los órganos públicos, definiendo los derechos y deberes fundamentales de los ciudadanos y garantizando la libertad política y civil de los individuos”. El Dr. Javier Tajadura Tejada, indicó que el sentimiento constitucional es “la adhesión intima a las normas e instituciones fundamentales de un Estado en forma consciente porque se estiman necesarias y convenientes para la integración, mantenimiento y desarrollo de una justa convivencia social y la intensidad de ese sentimiento es un buen criterio para medir su madurez cívica y nivel de cultura política”.

Creó que un sector de peruanos carece de sentimiento constitucional ya que, en los 199 años de vida republicana e independiente, nos hemos dejado arrastrar por caudillos militares y civiles al cambiar constantemente de Constituciones e incluso aplaudir y elogiar a los golpistas, destrozando la institucionalidad del Estado. El artículo 14 de la Constitución de 1993, afirma que “la formación ética y cívica y la enseñanza de la Constitución y de los Derechos Humanos, son obligatorias en todo el proceso educativo civil o militar”, que es confirmada en la Ley General de Educación 28044, pero que no se cumple a plenitud. Pero lo más grave, es que, en el debate por la vacancia presidencial y con sus votos, la mayoría de bancadas parlamentarias convalidaron la inmoralidad y la corrupción que son el peor cáncer que corroe a nuestra sociedad y al Estado.

En sus intervenciones algunos legisladores afirmaban que combatían la corrupción y la inmoralidad, pero al momento de la votación, votaron por salvar de la vacancia al inquilino de palacio de gobierno, blindándolo hasta que concluya su gobierno, poniendo en evidencia su doble moral e hipocresía. Como padres de la patria, no les interesa la integridad moral de la función pública. Con seguridad que aquellos que votaron por “salvar a la patria del abismo” como afirmaron, en la campaña electoral 2021 se presentarán como “moralizadores”. Una lección que nos deja este enfrentamiento, es que hay partidos políticos cuyos líderes carecen de integridad moral y credibilidad para pedirle los votos de los ciudadanos cuando concurramos a las ánforas en las elecciones del 2021 tanto a la presidencia de la república, como al poder legislativo, ya que no tienen coherencia entre lo que dicen y lo que votan. El 23 de marzo del 2018, el presidente Vizcarra en el Congreso, juramentó a su cargo “por la Constitución y la integridad moral de la nación” que ha incumplido con los audios de la vergüenza. La nueva “bancada vizcarrista” salvó al inquilino de palacio de gobierno de ser vacado por 78 votos en contra y 32 a favor, pero la historia del Perú no lo salvará. Concluimos recordando a Abrahán Lincoln y su famosa frase respecto a la Constitución: “El pueblo es el soberano y el amo legitimo del Congreso, de los Tribunales de Justicia y el Gobierno, no para derrocar la Constitución, sino para derrocar a los hombres que pervierten la Constitución y las leyes”.

Hugo Amanque Chaiña – Periodista y Abogado