Diseñan prueba molecular que no superaría los 70 soles afirma neurobiólogo Edward Málaga Trillo
El neurobiólogo Edward Málaga Trillo, es Doctor del Instituto Max Planck para Biología de Alemania y es Director del Laboratorio de Neurobiología de la Universidad Cayetano Heredia de Lima. Retornó al Perú desde Alemania y con un equipo técnico ha logrado diseñar una prueba molecular peruana para combatir al COVID 19 cuyo costo estaría entre 50 a 70 soles que puso de conocimiento al ex ministro de salud, Víctor Zamora. Considera que en el país debería crearse el Ministerio de Ciencia y Tecnología para no depender del exterior y tener soberanía científica. Es músico y rockero. Reproducimos la entrevista de interés público que concedió a Eduardo Abusada Franco de Plaza Tomada, ya que es uno de los pocos científicos peruanos que tiene un PhD en Micrologia e Inmunologia.
Hola Edward, hagamos un poco de docencia. ¿Cómo podrías explicar brevemente qué es la ‘soberanía científica y tecnológica’ y por qué es importante?
Yo la definiría como la capacidad de un país de afrontar sus retos y problemas con ciencia y tecnología propias, sin la necesidad de importar de conocimientos ni recurso humano extranjero, pero sin dejar de lado la cooperación internacional. Para dar un ejemplo, en el caso actual de la pandemia, esta soberanía nos habría puesto en condiciones de desarrollar y producir localmente pruebas moleculares, tratamientos y sistemas de rastreo de contactos.
En las circunstancias actuales, ¿qué tanto apoyo le está dando el Estado a la ciencia, tanto en términos políticos como económicos? ¿El Concytec ha aumentado su capacidad, por ejemplo?
Las circunstancias actuales no han desencadenado un mayor apoyo del Estado a la Ciencia. Lamentablemente, la cultura científica de nuestro Estado es tan pobre que no supo apelar a la Ciencia y Tecnología propias como fuente de soluciones a la pandemia. Su respuesta fue firme y responsable, pero a la vez con las típicas limitaciones de un país no-desarrollado: mientras Alemania, China y Corea del Sur implementaban estrategias inteligentes con equipos multidisciplinarios de científicos, aquí se recurrió principalmente a juntas médicas para atender las urgencias más inmediatas, es decir, nos quedamos en los primeros auxilios. Esta falta de visión está reflejada en el exorbitante presupuesto que el MEF destinó a la Emergencia Nacional. Si te fijas, no hay ahí una partida para Ciencia y Tecnología. Los fondos que CONCYTEC ha podido destinar a investigaciones COVID-19 provienen del re direccionamiento de préstamos internacionales que estaban destinados a otro tipo de proyectos. Es un esfuerzo muy valioso y meritorio de esta institución, pero, sin partidas adicionales de Gobierno Central, también desproporcionadamente inferior a lo que las circunstancias exigían.
¿Sabes cuál es el porcentaje de PBI que invierte el país en Ciencia y Tecnología? ¿es el promedio en la región (Sudamérica)?
Hasta donde sé, esta cifra no ha variado mucho en los últimos años y se mantiene por debajo del 0.15% del PBI, claramente inferior al promedio histórico de la región (0.6 a 0.7%).
¿Consideras que es necesario que exista un Ministerio de Ciencia y Tecnología?
Sí, definitivamente. Más allá del recurrente argumento de que un Ministerio genera más burocracia estatal —algo que descalificaría por igual a todas las instituciones estatales—, pienso que el Ministerio sería un paso decisivo para dar el salto cualitativo que necesitamos en CTI (Ciencia, Tecnología e Innovación), pues se convertiría en un sector del Gobierno con presupuesto propio, autonomía política y administrativa, y las atribuciones necesarias para articular actores públicos y privados, académicos y empresariales, tanto a nivel nacional como internacional. Una especie de CONCYTEC empoderado.
¿Hay en nuestro país suficiente masa crítica, conocimiento científico, como para desarrollar nuestra propia ciencia médica?
Yo hablaría de Biotecnología, una poderosa herramienta de gran utilidad no solo en ciencias de la Salud, sino también en muchas áreas de la actividad productiva y económica del país. Nuestro recurso humano es limitado, pero sí pienso que ya existe una masa crítica, particularmente de profesionales retornados con experiencia y capacidad suficientes para echar a andar el sistema. Y también contamos con varias generaciones de científicos en el extranjero, algunos haciendo posgrados y dispuestos a retornar, otros ya asentados en instituciones de prestigio y con todas las ganas de aportar desde donde estén. Lo que no debemos perder de vista es que, para desarrollar tecnología e innovación propias, se requiere cultivar y promover las ciencias básicas. Sin ellas, seremos incapaces de forjar el conocimiento y los recursos humanos que necesitamos sin la ayuda de instituciones extranjeras. El equipo de investigadores y desarrolladores científicos que ha demostrado que nuestro país puede crear ciencia,
¿Ya existe la carrera del ‘investigador científico’ como tal?
Aun no como tal, pero se empiezan a dar los primeros pasos en esa dirección. La Ley 30948, de Promoción y Desarrollo del Investigador Científico, aun bajo consulta, abre la posibilidad de mejorar las condiciones laborales de investigadores altamente calificados, bajo criterios meritocráticos y competitivos. Si bien una ley de carrera universal para todos los investigadores es económicamente difícil de sustentar (más aun en las condiciones actuales), al menos este reglamento fomentaría la productividad de nuestros mejores investigadores y estos tendrían un efecto amplificador al servir como núcleos para la atracción y formación de investigadores jóvenes.
Cuéntanos, ¿cómo así se decidieron por desarrollar una prueba molecular rápida? ¿Ya habían hecho algo similar antes?
Desde la llegada de la pandemia al Perú, me quedó claro que la clave para luchar contra este enemigo invisible era la detección por métodos moleculares. Y también era evidente que la capacidad del MINSA para hacerlo era sumamente limitada, inferior a 500 test moleculares al día y todo centralizado en el INS. Lamentablemente, se cometió dos errores garrafales: 1) apostar por una estrategia basada en pruebas serológicas y no moleculares; y, 2) no recurrir a la capacidad instalada en universidades e institutos académicos para aumentar la capacidad de diagnóstico. Además, la técnica estándar de diagnóstico molecular (RT-qPCR) es lenta, cara, compleja y difícil de implementar. Por ello la decisión fue fácil. Había que buscar una alternativa “Made in Perú” de diagnóstico molecular más económica, rápida y sobretodo, portátil, de modo que pudiese ser fácilmente implementada y “leída” en entornos urbanos y rurales de difícil acceso para la tecnología estándar. Nunca habíamos trabajado en diagnóstico molecular; sin embargo, nuestra línea de investigación tiene un fuerte componente celular y genético molecular, por lo que el manejo de las técnicas requeridas es rutinario para nosotros. Esto, sumado a mi formación de Doctorado en Microbiología e Inmunología, me dio las herramientas necesarias para asumir el reto.
¿Qué costo tendría? ¿Se vendería en farmacias para cualquier persona?
Es muy difícil hablar de costos cuando nunca se intentó algo así en el Perú. Nuestro país no cuenta con industria biotecnológica y esta sería la primera vez. Se maneja tentativamente un precio de entre 50 y 70 soles por prueba, pero, en cualquier caso, el precio será significativamente inferior al de la prueba molecular estándar. La prueba no es casera (aun no), por lo que no se vendería en farmacias ni supermercados y sería llevada a cabo en centros de salud, clínicas, postas médicas y consultorios/laboratorios privados, pero con una amplia disponibilidad y cobertura a nivel nacional.
Al respecto de las pruebas, ¿no es contraproducente decidir todas las políticas para contener el COVID 19 con base a pruebas rápidas, siendo que éstas, a diferencia de las moleculares, son muy inciertas en sus resultados?
Absolutamente. No solamente por la poca eficacia de las pruebas “rápidas”, sino también porque detectan la reacción (anticuerpos) del paciente al virus, y al ocurrir esto en una ventana de tiempo de 5-15 días después de la infección, se genera una ventana de tiempo temprana y pre sintomática en la cual el paciente sale negativo en la prueba rápida y sin embargo porta el virus y es contagioso(a).
Ya te reuniste con el ministro de Salud, Víctor Zamora, ¿qué falta para que salga la prueba molecular peruana?
No diré que un milagro, pero vaya que es un reto enorme. Nuestra tarea cumplida como científicos ha sido llegar a un prototipo funcional. Luego vienen las fases de validaciones, primero con 100 y luego con 3,000 muestras; las aprobaciones por parte del MINSA y finalmente la producción y distribución. Todas son etapas que nunca se han siquiera intentado en el Perú y para las cuales no existen normativas. Dadas las circunstancias de pandemia, esperaríamos que estas etapas sean asumidas con urgencia por otros actores interesados, especialmente por el Estado y la empresa privada. Pero irónicamente, si no tocamos nosotros todas las puertas posibles, el Estado difícilmente iniciará las acciones requeridas para viabilizar una solución que él mismo necesita. Por ello, estamos articulando a todos estos actores para que una vez terminadas las validaciones (en proceso), se puedan dar los siguientes pasos.
De otro lado, estuviste, me parece, trabajando en Alemania, y “te repatriaron”. ¿Cómo te convencieron? Pienso en ello, pues alguna vez investigué respecto al Programa Raíces, de Argentina, que repatriaba científicos argentinos que estaban en el extranjero. ¿Tenemos muchos científicos peruanos fuera que podrían desarrollar su conocimiento acá?
No me convencieron, fue una decisión personal. Esos programas difícilmente podrían convencer a un científico senior a regresar a un país con condiciones de investigación precarias y un sueldo cuatro veces menor. Los programas peruanos de repatriación de científicos están muy lejos de ser lo que deberían ser. Podría enumerar muchas razones, pero una fundamental es que no ofrecen condiciones competitivas para investigadores experimentados, que son justamente quienes pueden hacer una diferencia. Pueden resultar algo atractivos para investigadores junior con apenas un doctorado (sí, dije apenas, pues en la ciencia el doctorado es apenas el principio de la carrera), pero sus condiciones de trabajo serán precarias y poco o nada sostenibles. En cuanto a científicos peruanos en el extranjero, sí tenemos una creciente diáspora que podría generar conocimiento y desarrollar interesantes líneas de investigación aquí. Pero no vendrán si no se les hace una oferta justa.
Para ir finalizando, en tu experiencia como científico, ¿logrará el mundo encontrar una vacuna para el nuevo coronavirus? El Comando Anti vacuna ha dicho que para octubre ya debe estar el mundo vacunándose, parece que con la que está desarrollando la Universidad de Oxford, en Inglaterra. En mi opinión, la vacuna ya existe, lo que están haciendo es afinar detalles en cuanto a dosis, tiempo de duración, y protocolos de prueba.
Lo doy por hecho, lo que no firmaría es que estas vacunas tengan la efectividad y seguridad esperadas. Lo que tú, llamas “afinar detalles” es un aspecto crucial y decisivo en la elaboración de vacunas: por esos detalles podría fácilmente caerse todo un proyecto de años de trabajo. Tampoco firmaría que tendremos las vacunas este año. No estoy al tanto de las credenciales científicas del Comando Vacuna ni de su capacidad para predecir algo que no está en sus manos, pero espero que sus intenciones y acciones sean las correctas.
De otro lado, has sido rockero también. Lo que demuestra que la ciencia, o las ciencias exactas, no tiene que estar divorciadas del arte, o temas abstractos. Aunque, pensándolo bien, la música es el arte más cercano a las matemáticas, que es una ciencia exacta. ¿Lo crees así?
Uf, ese es un tema para días enteros de conversación, pero te diré que, si conoces a Bach, te convencerás que hay ciencia y perfección en la música, claro que sí. Sin embargo, más allá de la teoría musical está lo subjetivo, y hay virtudes fundamentales como la inspiración, la creatividad y la originalidad que le dan a un músico la maravillosa posibilidad de comunicar emociones de maneras impensadas e impredecibles. En eso se parecen ciencia y música. Los descubrimientos científicos se manejan en base a hipótesis, métodos, experimentos y conclusiones, pero rara vez son ajenos a las musas. La chispa de la inspiración y la energía espiritual son parte inseparable del quehacer científico.