¿Cuándo tendremos una vacuna, quién la recibirá y cuando funcionará?
¿Qué es exactamente una vacuna?
Una vacuna es algo que ayuda a una persona a desarrollar la inmunidad a una enfermedad infecciosa. Funciona introduciendo intencionalmente en el cuerpo una forma inactiva de un germen causante de una enfermedad, o algo similar. Esto estimula la producción de anticuerpos por parte del sistema inmunológico, las proteínas que ayudan a proteger a la persona de una futura infección si alguna vez se encuentra con el verdadero germen. Piensa en ello como un entrenamiento para tu sistema inmunológico: lo estás «enviando al gimnasio y preparándolo para poder hacer algo cuando se encuentre con lo real en el futuro», dice el doctor Tony Moody, profesor adjunto de pediatría e inmunología en la Facultad de Medicina de Duke University e investigador principal del Duke Human Vaccine Institute.
«Esencialmente, lo que hace una vacuna es enseñar al sistema inmunitario a manejar algo antes de que te encuentres con el verdadero. Así que, con suerte, cuando te encuentres con el verdadero, podrás lidiar con él rápidamente y deshacerte del mismo». En el caso del nuevo coronavirus, una vacuna haría a una persona resistente a una infección por el virus y a la enfermedad que causa —la COVID-19— o, como mínimo, haría que una persona que se infecte tenga «un curso más corto [de la enfermedad] o no tantas complicaciones», explica Moody.
¿Quién está trabajando en una vacuna contra el coronavirus?
Todos —científicos del Gobierno, compañías de biotecnología e investigadores universitarios— están involucrados en el esfuerzo de desarrollar una vacuna contra el coronavirus. Es un campo muy concurrido con casi 100 proyectos diferentes en marcha, pero la doctora Kathleen Neuzil, profesora de vacunología y directora del Center for Vaccine Development and Global Health de la Facultad de Medicina de University of Maryland, dice que es un buen problema para tener. «Muchas más vacunas van a fracasar que a tener éxito, por lo que es bueno tener más de una opción», dice Neuzil.
Otra razón por la que es ventajoso tener tantas instituciones trabajando en los esfuerzos de prevención es porque una pandemia, por definición, significa que se trata de un problema mundial y no nacional que hay que resolver. «Vamos a tener una demanda de vacuna para más de 7,000 millones de personas», dice Neuzil. Si más de una funciona, está bien. Piensa en la vacuna contra la gripe, dice Neuzil: existen múltiples formulaciones en el mercado, como la vacuna inyectable de alta dosis y la vacuna en aerosol nasal, por ejemplo. Si más de una vacuna contra el coronavirus resulta ser segura y eficaz, puede ser que una funcione mejor en los adultos mayores mientras que otra sea mejor para los niños. «Y como dije, realmente necesitamos que cada persona en la Tierra, en teoría, pueda recibir esta vacuna», dice Neuzil. «Así que, para mí, [tener más de una opción] es positivo, porque necesitamos muchas».
¿La vacuna contra el coronavirus estará compuesta por el virus vivo?
Un grupo de vacunas existentes —entre ellas la de polio, varicela y sarampión, paperas y rubéola (MMR)— contienen una versión debilitada del virus vivo que causa la enfermedad. Debido a que es lo más cercano a una infección natural, las llamadas vacunas vivas atenuadas «son buenas maestras para el sistema inmunológico», explican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Pocos equipos de investigación están adoptando este enfoque con la vacuna contra el coronavirus, ya que «lleva mucho tiempo asegurarse de que [el virus utilizado en la vacuna] sea lo suficientemente débil como para no causar la enfermedad», dice Neuzil. Y en una pandemia, el tiempo es esencial.
En su lugar, los científicos están buscando diferentes maneras de introducir un componente del virus en el cuerpo, ya sea una proteína del virus o un código genético que el cuerpo puede utilizar para hacer su propia proteína para estimular una respuesta inmune. Algunos también están estudiando la posibilidad de introducir el coronavirus por medio de un vector, en el que un gen de una proteína del coronavirus, por ejemplo, se inserta en una forma inofensiva de otro virus y se entrega a las células. La ventaja de este método, dice Neuzil, es que la vacuna portadora de vectores «se parece más al virus real que quizás solo un pedazo de la proteína».
«Estas son simplemente diferentes maneras en las que estamos tratando de llegar al mismo objetivo; estamos tratando de que el cuerpo haga su propia respuesta inmune al virus», dice Neuzil. «Dado que esta es una enfermedad tan nueva, realmente no sabemos qué es lo que va a funcionar mejor para [el coronavirus], por lo que estamos probando una serie de métodos diferentes».
¿Cuándo estará disponible una vacuna?
La respuesta a la pregunta que todos se hacen —¿cuándo estará disponible una vacuna? — varía según a quién se le pregunte. El Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) y miembro clave del grupo de trabajo de la Casa Blanca sobre el coronavirus, dijo en una entrevista el 2 de junio con la revista Journal of the American Medical Association (JAMA), que Estados Unidos podría tener «cerca de» 100 millones de dosis de una vacuna contra el coronavirus para fin de año. Fauci explicó que el Gobierno va a «empezar a producir dosis de vacunas mucho antes de saber si la vacuna funciona», de esa manera, si los resultados de los ensayos indican que es segura y eficaz, se podrá facilitar al público rápidamente.
Datos de un ensayo de una etapa preliminar de la posible vacuna de la farmacéutica Moderna fue capaz de producir una respuesta inmune en las 45 personas que participaron, cuyas edades estaban entre los 18 a 55 años de edad. En la tercera fase, la vacuna será probada en una población más grande. Este nuevo plazo es mucho más rápido que las predicciones iniciales de Fauci. Al comienzo de la pandemia, Fauci estimó que una vacuna contra el coronavirus tardaría por lo menos de 12 a 18 meses. Pero incluso esa línea de tiempo es «optimista», dice el doctor Amesh Adalja, especialista en enfermedades infecciosas y académico principal del Johns Hopkins University Center for Health Security.
¿La razón? Los investigadores necesitan tiempo para demostrar que una vacuna es segura y efectiva en una serie de ensayos clínicos de meses de duración antes de que se produzca y distribuya en masa en todo el mundo. «Y esos procesos llevan tiempo porque, ya sabes, tienes que dar a la gente la serie completa de inyecciones, tienes que hacer un seguimiento durante el tiempo suficiente para ver si hay un efecto y tiene que hacerse en un entorno en el que realmente se pueda decir si la gente está protegida o no», explica Moody, de Duk
¿Se puede acelerar el proceso?
Ya se están probando varias candidatas a vacunas contra el coronavirus en humanos en la primera fase de los ensayos clínicos. Las investigaciones previas de vacunas para el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo grave (SARS), que también son causados por coronavirus, dieron a los científicos una gran ventaja. Sin embargo, una gran conversación que está teniendo lugar en la comunidad de investigación ahora mismo es cómo podrían ser las fases posteriores de los ensayos. ¿Se seguirá o se acelerará el largo y riguroso proceso de recopilación de datos?
«Creo que hay una posibilidad de que no veamos ese camino tradicional» de tres fases al pie de la letra, dice Moody. En su lugar, podría haber algo parecido a un «ensayo mundial de fase 3», en el que millones de personas son vacunadas con «la mejor vacuna» antes de que se recopilen todos los datos. «Podríamos debatir cuán sabio es eso. Pero creo que es una de esas cosas que, si estás en medio de una guerra, haces lo que tienes que hacer», argumenta Moody. «Esta va a ser una situación sin precedentes en la que va a ser muy difícil esperar el tiempo que todos quisiéramos esperar».
La clave, dicen los expertos, es encontrar el equilibrio entre la rapidez y la seguridad. En el caso del nuevo coronavirus, algunas partes del proceso de la vacuna pueden ser aceleradas, dice Adalja. «Pero hay que hacer muchas pruebas si se va a hacer una vacuna que va a inmunizar a todo el mundo», añade. Porque incluso un pequeño efecto adverso, cuando se amplifica a escala global, puede afectar a mucha gente.
Otra parte del proceso de desarrollo que puede retrasar las cosas es la producción. Podría llevar años hacer los miles de millones de dosis que se necesitan para proteger a la gente del coronavirus. Sin embargo, dice Neuzil, algunos fabricantes de medicamentos pueden estar dispuestos a arriesgarse y comenzar a fabricar sus vacunas antes de que se definan las dosis y las fórmulas «para que la parte de fabricación no se demore». El proceso de aprobación supervisado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) también puede ser agilizado, pero no se puede omitir.
Por lo general, ¿se tarda tanto en desarrollar una vacuna?
Aunque las líneas de tiempo proyectadas para la vacuna contra el coronavirus pueden parecer largas e «ineficientes hasta la frustración», dice Moody, en realidad este proceso se está moviendo a una velocidad impresionante. El desarrollo de una vacuna suele llevar de 10 a 15 años, según un estudio sobre la historia de las vacunas creado por el College of Physicians of Philadelphia. La vacuna más rápida creada hasta ahora fue para las paperas; ese proceso llevó cuatro años.
«Creo que es muy importante que la gente entienda que la respuesta a este patógeno ha sido más rápida que la de cualquier otro patógeno en la historia», dice Moody. «El hecho de que tuvieras un virus que fue reportado por primera vez en China en diciembre, y para marzo ya estábamos hablando de establecer un ensayo de fase 1… Creo que la velocidad de la respuesta, tanto de la comunidad médica como de todos los demás, es en realidad bastante sorprendente».
¿Qué pasa si los científicos no encuentran una vacuna que funcione?
Eso también es una posibilidad. Moody dice que es por eso que es importante buscar terapias para la COVID-19. Actualmente, no hay ningún tratamiento aprobado por la FDA disponible. Sobre el tratamiento antiviral para la gripe, Moody dice que «si tuviéramos una especie de equivalente del Tamiflu para el coronavirus en el que pudieras estar expuesto y tomar Tamiflu y, ya sabes, estar protegido, o pudieras contraer una enfermedad temprana y pudiera atenuar la enfermedad o acortar el curso, eso sería genial». «Se está trabajando mucho en ello. Y creo que todo ese trabajo debe continuar también».
Los Institutos Nacionales de Salud (NIH) anunciaron el 29 de abril los resultados preliminares de un ensayo clínico internacional que mostró que los pacientes gravemente enfermos con COVID-19 que recibieron el fármaco antiviral remdesivir se recuperaron más rápido que los pacientes similares que recibieron un placebo. Se necesita más investigación, pero Fauci, del NIAID, calificó los hallazgos de «optimistas».
Una vez que se desarrolle la vacuna, ¿las poblaciones de alto riesgo la recibirán primero?
«Esa es una pregunta interesante y también un poco complicada», señala Moody. Las fases iniciales de los ensayos clínicos suelen realizarse en personas jóvenes y sanas, y la población con mayor riesgo de padecer una enfermedad grave a causa de una infección por coronavirus incluye a los adultos de 65 años o más y a las personas con enfermedades crónicas. Por lo tanto, si se aceleran los ensayos o se saltan ciertas fases, podría ser arriesgado vacunar a la población de alto riesgo sin realizar primero las pruebas adecuadas.
«Si llegamos a un punto en el que tienes una vacuna que parece ser efectiva pero que tiene un suministro limitado, entonces mi expectativa es que probablemente termine yendo primero a las personas que están en la primera línea», dice Moody. «Así que los trabajadores de la salud, los paramédicos, la policía, los bomberos —todas las personas que están en situaciones en las que tienen que interactuar con el público—».
Sin embargo, una cuestión importante que hay que tener en cuenta es que la definición de trabajadores de primera línea va más allá de los trabajadores de atención de la salud y el personal de emergencias. Los trabajadores de supermercados, el personal de reparto y los empleados del transporte público son trabajadores esenciales que también corren un alto riesgo de exposición, señala Moody. «¿Y cómo priorizas eso? Esa va a ser una discusión complicada», dice. «No sé qué tan bien le ha ido a nuestra sociedad teniendo esas conversaciones, pero creo que son discusiones que vamos a necesitar tener».
¿La vacuna contra el coronavirus será anual, como la vacuna contra la gripe?
Es difícil de decir en este momento. Hasta ahora, el nuevo coronavirus no ha mostrado signos de «cambio genético rápido», como los virus de la gripe, dice Neuzil. Por eso se necesita una nueva vacuna contra la gripe cada año. Si ese sigue siendo el caso, es probable que no sea necesario administrar anualmente una vacuna contra el coronavirus. Al mismo tiempo, Neuzil dice que estaría «sorprendida si una vacuna para un virus respiratorio confiriera inmunidad de por vida». Así que probablemente caerá en algún punto intermedio. «Suelo recordar a la gente que solo conocemos este virus desde hace cinco meses», dice Neuzil. «Estamos aprendiendo mucho».
Rachel Nania – Asociación No Partidista AARP