Quién vive y quién muere, crítica situación en la Pandemia

Hugo Amanque Chaiñajulio 6, 202015min0
Hugo Amanque Chaiñajulio 6, 202015min0

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Quién vive y quién muere, crítica situación en la Pandemia

covid julio

La pandemia de la COVID-19 ha saturado todo nuestro sistema sanitario, sabíamos que eso pasaría, luego de haber visto como los chinos, los italianos y españoles luchaban denodadamente para controlar y atender la avalancha de pacientes, siendo que tienen un sistema de salud mucho más fuerte y mejor establecido que el endeble sistema de salud peruano, además de pobre, mal organizado y descoordinado.  De tal manera que lo que está ocurriendo, no es sino la suma de una serie de factores que nos hacen intensamente vulnerables frente a una pandemia, empezando por la vulnerabilidad cultural y continuando con la vulnerabilidad política y económica, que hizo que la Covid19 viniera como un furibundo huracán a destruir nuestra casita de cartón (nuestro sistema de salud) con nosotros dentro, era de esperarse.

La salud constituye un derecho humano fundamental que es necesario para el progreso de las sociedades y para el fortalecimiento de la dignidad humana. Por ello, no debe centrarse exclusivamente en tratar enfermedades, sino también en prevenirlas, en promover y proteger la salud a través de buenas prácticas sociales e individuales. Estas tareas implican un compromiso político con el principio ético de justicia, situación que poco o nada se ha hecho en el país, no solo ahora, sino desde siempre.

Mucho antes de la pandemia había una serie de carencias en salud, para muestra solo un ejemplo: había sólo cuatro o cinco camas de UCI en el Hospital Honorio Delgado, de tal manera que, si había más pacientes, críticos, ¿qué se hacía?, mantenerlos entubados (con un tubo en la garganta, con el paciente anestesiado) y con un interno de medicina que “bolseaba” oxígeno al paciente mientras estaba con vida, hasta que finalmente Dios decida. Había siempre muchos pacientes que eran consultados a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y la respuesta era siempre la misma: “…requiere de UCI, pero no hay camas…”, y así poco a poco muchos pacientes nos iban dejando.

Para tener una UCI preparada para atender la demanda sin COVID, se requerían por lo menos de poco más de 20 camas, pero solo habían 5, siempre se reclamó por más camas UCI, por más médicos intensivistas, pero nunca hubo respuesta de la autoridad responsable. La salud evidentemente no importaba a ninguno de los gobiernos de turno que nos mal administraron los últimos 30 años y como era de esperarse, llegó la pandemia, que no respeta a nadie, peor si uno es pobre y no está preparado, y encima si te dicen lo que hay que hacer para prevenir la enfermedad, pero no te da la gana y no se hace caso. Hay aún gente que cree que la pandemia es un invento, es “un cuento chino”. Peor aún la incoherencia de echarle la culpa a otro de lo que uno no respetó, de lo que uno no cumplió.

¿El coronavirus puso al descubierto el pésimo sistema de salud peruano?, NO, ya era malo, la Covid vino a hacer evidente a los políticos de pacotilla que tenemos y que se llenan la boca diciendo en etapa electoral que trabajaran por la salud y nunca hicieron nada, solo mantener los históricos y deficientes presupuestos en salud, que nunca llegaron al 100% al usuario, al paciente pobre, se quedaron en el camino porque se gastan en todo menos en lo que se necesita, ¿Saben acaso los políticos cuales son las necesidades en salud?, ¿Saben por lo menos qué es salud o qué es enfermedad?, ¿Saben cómo se previene la enfermedad?

No saben qué hacer, administrando un país que evidentemente muestra todas sus falencias en el sistema de salud. No, el coronavirus no vino a poner en evidencia el desastroso sistema de salud que tenemos, vino a eliminar la mayor cantidad de peruanos posible, lo malo es que aquellos irresponsables, aquellos que no hacen caso, son los que finalmente reclaman por qué  murió su madre, o padre, o abuelos, que son los más afectados, cuando durante toda la cuarentena se la pasaron en la calle o con sus amigos de igual calaña, en su escaso conocimiento de salud, mismo político, terminan echándole la culpa al médico, al personal de salud y no se da cuenta que no fueron los sacrificados trabajadores de salud los culpables, sino ellos mismos. ¿Entenderán alguna vez…?

El problema que viven las personas y sus familias en sus casas es crítico, no saben qué hacer, no saben siquiera cómo comportarse, y siguen sin entender qué ocurre, porqué su familia se muere tan rápidamente, tan fácilmente, son momentos difíciles y tristes, ocasionados por nosotros mismos, ya que por alguna vía llegó la COVID a la casa. El problema en los hospitales es otro y mucho más dramático, de impotencia, de falta de solidaridad de las personas que están afuera, y hasta los propios trabajadores de salud, asustados por la enfermedad, en espacios donde no solo hay peligro de contagiarse y enfermarse, sino que el ambiente no es para nada un ambiente saludable, como se espera sean los servicios de salud.

Sino todo lo contrario, son ambientes en los que se respira Covid, y allí en medio, los trabajadores de salud sin todo el equipo de protección personal, desarrolla su labores, de hecho con grave riesgo de contagio y muerte, por eso ya tantos médicos, enfermeras y otros trabajadores de salud, no están ya con nosotros, murieron y solo bastó decir en algún momento, que son héroes, nada más falso, son las víctimas de un sistema de salud que nunca trabajó en promoción ni en prevención, nunca hizo educación para la salud a su población y encima para atender la gran demanda tenía hospitales arcaicos, que están para caerse, con equipos desfasados y con falta de materiales e insumos y con capital humano insuficiente, en cantidad y en calidad y hasta con maltrato y repulsión por sus vecinos de su departamento, ¿por ser héroes?.

¿Es una trágica escena, cambiará esto después de tanta muerte y tanta incapacidad?, aun no veo que nadie se comprometa con una política de salud efectiva, todo son pasadas de manos, tratar de apagar incendios y nada más, siempre que se hace gestión del riesgo, se trabaja en el antes, en el durante y en el después. ¿No se hizo nada antes, es insuficiente lo que se está haciendo durante y habrá algo coherente después? Los políticos, mejor dicho, los politiqueros que siempre tuvimos en el país, no hicieron nada por mejorarlo, ¿lo harán después? Muchos médicos se han enfrentado a decisiones especialmente difíciles en la pandemia, teniendo que elegir a qué pacientes podían destinar los limitados recursos.

Ahora más que antes los médicos se hallan en la disyuntiva de a quien darle cama o a quien darle ventilador, hay hasta normas para que en casos como estos se tenga que priorizar a qué paciente darle todo el apoyo. Eso ocurrió siempre, … “es recuperable, pero no hay camas”, eso era común, ¿ahora es “normal” ?, este juego de ser Dios, de decidir quien vive o muere, tiene una larga historia, lamentablemente ahora con la Covid no hay muerte digna, no hay ni siquiera la posibilidad de acceder a una cama y menos a oxígeno y solo si soy joven sin enfermedades, podría acceder a una cama en UCI con ventilador, entonces de qué hablamos, ¿Del derecho a la salud? ¿De hacer lo que se puede?

Muchos creyeron que esto nunca llegaría, pero lo cierto es que ya estaba pasando, pero a nadie le interesaba. Por qué no reclamaron los médicos, dirán algunos; siempre lo hicimos, pero en su momento lo único que la opinión publica decía, igual que ahora, era “porque no nos dedicamos a trabajar”, que los pacientes se mueren por nuestra culpa, por las huelgas, Etc. Etc. La ignorancia es atrevida, dicen, siempre lo fue y lo seguimos viendo. En el ámbito de la salud, las decisiones éticas son permanentes y están presentes en todo el actuar clínico, pero hoy, en contexto de pandemia, debemos enfrentarnos a profundas reflexiones y decisiones éticas que tienen consecuencias irreparables.

Quedan siempre con respuestas poco convincentes, ¿quién tendrá acceso a medicamentos o camas de unidades de cuidados intensivos si nos enfrentamos a la escasez de estos recursos? ¿Qué obligaciones debe asumir el personal de salud a costa de los riesgos para su propia salud y la de su familia? ¿Cómo deben implementarse las medidas de vigilancia, cuarentena, alejamiento social, respetando las normas éticas, derechos humanos y libertades civiles?  En varios lugares del mundo se han elaborado guías de recomendaciones para la admisión a tratamientos intensivos y para la suspensión de estos, tomando en consideración las condiciones excepcionales de desequilibrio entre las necesidades (la cantidad de contagiados y sus requerimientos) y los recursos disponibles (número de camas UCI y de respiradores artificiales).

Durante todo el tiempo de la pandemia se buscó “aplanar la curva”, para que no haya una gran masa de personas enfermas al mismo tiempo, sino una propagación más lenta de la enfermedad, lo que hubiera evitado el colapso de nuestro sistema sanitario. Pero ya vimos que esto no fue posible, y sabemos muy bien por qué. Los médicos fuimos formados para salvar vidas, no para tomar estas decisiones. Realizamos el triaje de urgencia que consiste en priorizar los pacientes más graves y destinarlos a tal o cual piso o ambiente, pero ¿qué hacer si no se tiene ni siquiera el espacio necesario, con oxígeno o con un ventilador de ser necesario, sin medicamentos, que hay que darle la receta a la familia y si no hay nada, dejarlos en una triste carpa esperando morir?. Y si los recursos sanitarios escaseasen se tienen que aplicar un triaje militar, ya no se trata de salvar a cada paciente de manera individual, sino de preservar la salud de la población en su conjunto.

Estas decisiones son hechas en función de las características del caso (gravedad del cuadro, presencia de otras patologías, deterioro de otros sistemas, posibilidades de reversibilidad, deseos del paciente, voluntades anticipadas, si estas fueron expresadas, etc.) y también en función de nuestros propios valores sociales. De hecho, que en tales situaciones el debate bioético se pone en el tapete, pero queda siempre la pregunta, ¿qué hacer en este caso ante tal desborde de pacientes y no contar con lo necesario?, ¿hay que priorizar?, ¿hay que decidir en función a qué aspectos?, ¿hay que discriminar el acceso a la salud de los mayores, de los que sufren otras enfermedades?, de hecho la COVID, no solo ha venido a destruir nuestro sistema de salud y a varios conciudadanos, sino también nuestros siempre débiles valores humanos.

Dr. Wilfredo Pino Chávez – Ex Director Regional de Salud, Ex Decano del CRV del CMP, Docente Universitario.

 

Hugo Amanque Chaiña


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