El Covid 19 desnudando la economía peruana
Perú es el epicentro de los estragos de la pandemia del COVID 19 con más de nueve mil muertos y más de un cuarto de millón de personas contagiadas, también, muestra las expectativas de crecimiento más bajas de la región y el mundo. En la última actualización del Fondo Monetario Internacional (FMI) se estima una caída de 14%, debido a la débil demanda externa, y el estricto y largo confinamiento adoptado en los meses de marzo-abril. Además, esta crisis ha desnudado los complejos problemas estructurales de la economía peruana, como el precario sistema de salud, la informalidad, la falta de institucionalidad y las desigualdades. Ante esta crisis sin precedentes, el gobierno ha implementado un gran paquete económico de 17% del PBI para combatir y frenar esta terrible escena de terror. Sin embargo, parecen aún insuficientes estos esfuerzos, por lo que, han desencadenado un escenario de conflicto entre el poder legislativo y poder ejecutivo.
Perspectivas del crecimiento global y de la economía peruana.
Recientemente diversas instituciones de prestigio internacional y nacional han publicado las estimaciones del crecimiento de la economía global y peruana. En base al informe de Perspectivas Económicas Globales (GEP) publicadas por el Banco mundial, el PBI mundial se contraería en -5.2% en el 2020, mientras que en la reciente actualización de las Perspectivas de la Economía Mundial (WEO) del FMI se estima una contracción mundial de -4.9%. Para América Latina se estima una tasa de crecimiento de -9.4%, siendo la región más afectada por el COVID 19. Asimismo, ambas instituciones publicaron estimaciones de la tasa de crecimiento para Perú, de -12% y -14% según el Banco Mundial y el FMI, respectivamente. Otra institución de gran prestigio que publicó sus estimaciones fue el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), quienes en su último reporte de inflación mostraron estimaciones para la economía peruana de una contracción de -12.5% para el 2020. Las tres instituciones en conjunto sustentan que estas tasas se deben a la baja demanda externa que está relacionada con las bajas expectativas de crecimiento y recuperación de los principales socios comerciales como China, USA y Europa. Además, mencionan la lenta recuperación de la demanda interna debido al extendido confinamiento respecto a otras economías de Latinoamérica. Las estimaciones publicadas por estas instituciones mencionan un riesgo al alza dependiendo de la evolución de la pandemia y la respuesta por parte del gobierno central. Estas estimaciones son consistentes con los recientes sucesos económicos reportados por el INEI que a través del informe de empleo reportó una caída de la PEA ocupada de -47.6% para el trimestre marzo-abril-mayo, meses donde el confinamiento ha tenido mayor rigor.
Evaluación del paquete económico
El Perú tuvo el privilegio de ser una de las mejores economías en términos de estabilidad macroeconómica antes del COVID 19, con niveles de deuda alrededor del 27% del PBI, reservas internacionales que bordean el 70% del PBI y un déficit fiscal de -1.6% del PBI, en los últimos años. Por tal motivo, era de esperarse que el gobierno reaccione con un paquete de reactivación económica de gran escala, 17% del PBI, así como las grandes economías en el mundo. No obstante, la ayuda económica parece haber sido mellada por los grandes problemas estructurales que adolece la economía peruana, principalmente por la informalidad tanto de las personas y empresas. Por otra parte, la falta de claridad del manejo de la política fiscal y la gestión de los recursos fiscales han generado un incomprensible rumbo de la respuesta del gobierno central.
En relación con la estructura del paquete económico. Este está conformado por gasto público por un monto de 1.4% del PBI, por medidas tributarias temporales que vencen en setiembre de este año (2.1 % del PBI), el plan de inyección de liquidez con garantías del estado representa 8.8% del PBI y las medidas de ahorro privado conformadas por la liberación de CTS y AFPs que representan solo el 4.4%. Esto indicaría que el mayor déficit fiscal que se percibirá no está relacionado con el mayor gasto del gobierno central, sino por el efecto de la pérdida de ingresos tributarios fruto de la pérdida de puestos de trabajo y el menor ingreso de los hogares. Se espera que el MEF incremente el gasto público en base a los ahorros fiscales que ascienden a 93.5 mil millones soles, lo cual no afectaría la deuda del país; no obstante, es necesario un marco macroeconómico para entender la futura gestión de los recursos fiscales del MEF.
Respecto a los instrumentos que han sido implementados se tienen algunos datos sobre el avance de estas medidas. Primero, la entrega de los bonos de ayuda social para personas vulnerables ha tenido un desempeño penoso debido a la baja inclusión financiera que existe en el país. Según el último informe del MEF al 28 de junio se tiene que solo se han repartido el 51.33% del bono rural, 70.91% del bono universal, 87.88% del bono independiente y 91.46% del bono “yo me quedo en casa”. Esta ineficiente entrega se ha visto reflejada en que las personas que más necesitan de esta ayuda tengan que salir de sus casas a conseguir ingresos para subsistir el día a día, aumentando la cantidad de contagios en las zonas más informales y vulnerables.
Asimismo, este grave problema ha desnudado el desactualizado padrón general de personas, especialmente de los ciudadanos más vulnerables. Segundo, respecto a los programas de inyección de liquidez a través de Reactiva Perú y FAE-Mype, el MEF informó que el 70% de las micro y pequeñas empresas han sido beneficiadas con el programa Reactiva. No obstante, el monto de crédito total solo corresponde al 16% de los 30 mil millones de soles; mientras que, las grandes empresas han recibido el 35% de este monto. A nivel departamental se observó una distribución desigual del crédito marcada por la gran participación de Lima, obteniendo aproximadamente el 70% del programa Reactiva, seguido por el 4% de Arequipa y Trujillo, respectivamente.
El sector económico más favorecido fue el sector comercio seguido por el sector de la industria manufacturera. Cabe resaltar el éxito alcanzado sobre las tasas de interés logradas por Reactiva y FAE-Mype, siendo 10 veces menores a las tasas usualmente cobradas en el sistema financiero. Sin embargo, es insuficiente el crédito que ha sido entregado a las Mypes debido a la alta normatividad y restricciones en la entrega del crédito. Esto se debe a que la mayoría de mypes no son formales y tienen baja productividad que se reflejan en un mayor riesgo crediticio, generando mayores costos financieros y barreras de ingreso al sistema financiero. Por su parte, el programa FAE-Mype, que representa la octava parte de Reactiva 1 y 2, tuvo más éxito en prestar dinero con garantías del estado a las mypes debido a las facilidades en el préstamo y la mayor participación de las micro financieras quienes tienen un mayor conocimiento del mercado de las pequeñas empresas.
Lucha entre el poder legislativo y ejecutivo
Ante la presencia de los problemas de una ineficiente entrega de los recursos de apoyo a las familias más vulnerables y a la elevada pérdida de empleos ha motivado al poder legislativo a tomar medidas populistas con el objetivo de cubrir las demandas de la población en general. A pesar de “las buenas intenciones del poder legislativo”, estas pueden causar un mayor daño a la economía. Hace unas semanas, se empezó a motivar la idea sobre la cancelación de las deudas financieras. Esto llevó a que el presidente del BCRP y SBS se pronunciaran al respecto, recalcando el inminente riesgo para el sistema financiero afectando tanto a ahorristas como empresas. Actualmente la crisis no tiene un componente negativo por el lado del sector financiero; sin embargo, si es que se llegara a aprobar esta medida se ocasionaría una corrida bancaria y un debilitamiento del sistema financiero convirtiéndose esta crisis sanitaria en una crisis financiera con repercusiones reales más profundas de las que ya se viven.
Recomendaciones profesionales
Por último, el Perú está entrando a una etapa de reactivación y de una nueva normalidad, entidades internacionales afirman que el gobierno debe seguir con políticas expansionarías fiscales, aumentando el gasto de capital y gasto corriente mediante la ejecución de obras públicas y transferencias monetarias directas a las personas más vulnerables, debido a que el principal objetivo de estas medidas es cuidar la vida de las personas, así como los empleos. Asimismo, respecto al manejo de los recursos fiscales es necesario tener un marco macroeconómico que indique cual será la utilización y destino de estos recursos.
Además, los planes de reactivación económica deben ser focalizados y segmentados en cada región debido a la desigualdad del desarrollo de la enfermedad. Los programas de inyección de liquidez deben ser refinados y ser entregados a la mayor cantidad de empresas pequeñas y medianas para impulsar la reactivación de la economía. Por otra parte, respecto a los riesgos financieros deben adoptarse medidas menos populistas que genera una posible corrida bancaria mermando aún más la reactivación de la economía. En ese sentido, se recomienda una cooperación entre los diferentes poderes del estado, empresas y entidades generadoras de conocimiento para contribuir con mejores ideas en la reactivación de la economía peruana.
Paulo Chávez Condori – Economista