Sin liderazgo ni Solidaridad de la burocracia dorada
Mediante Decreto de Urgencia 063-2020, el gobierno nacional de Martin Vizcarra redujo por tres meses las remuneraciones del presidente de la república y funcionarios del poder ejecutivo cuyo ingreso sea superior a S/ 15 mil nuevos soles los que serán entregados a los deudos de los familiares de los profesionales y técnicos la salud a través de subvenciones. El decreto precisa que la reducción del 10% mensual será a los funcionarios que ganen más de 15 mil soles, 15% mensual a quienes ganen más de 20 mil soles y a quienes ganen más de 20 mil soles la reducción será aplicando el porcentaje respectivo a cada tramo.
El decreto 063-2020 en su tercera disposición complementaria, autoriza al poder legislativo y poder judicial y organismos constitucionalmente autónomos a descontar expresamente a solicitud y autorización solicitados de los funcionarios de estas entidades. Es decir, el decreto no obliga al descuento a la burocracia dorada del parlamento ni del aparato judicial y organismos constitucionalmente autónomos, sino que solo si esos funcionarios lo solicitan, podrían reducírseles sus remuneraciones.
El decreto de Vizcarra es insuficiente y debió incluir a todos los poderes públicos, organismos constitucionales autónomos, empresas públicas y gobiernos descentralizados y no solo a los funcionarios que dependen del gobierno nacional. La reducción debió ser del 30% al 50% a quienes tienen las remuneraciones más altas en el estado peruano y no solo del 10%, 15% y 20%, pero esa reducción no debe ser temporal, sino permanente, porque mantenerlos constituye una ofensa a la dignidad de los peruanos.
El presidente de Ecuador redujo el sueldo a su burocracia dorada en 50% y Vizcarra tiene temor a la burocracia peruana de los otros poderes del estado a quienes debió incluir en la reducción de sueldos y no invocarles a que ellos lo soliciten. El artículo 117 inciso 19 de la Constitución, faculta al presidente de la república a dictar medidas extraordinarias mediante decretos de urgencia con fuerza de ley en materia económica y financiera, cuando así lo requiere el interés nacional y con cargo a dar cuenta al Congreso. Vizcarra no estaba impedido constitucionalmente de reducir el sueldo a la burocracia dorada, por lo que cabe preguntarse ¿Qué miedo tiene Vizcarra?
Nuestro Estado tiene hoy una alta burocracia privilegiada con abusivas remuneraciones al margen de los seguros de salud privados, seguro de vida, seguros contra accidentes, celulares, movilidad, CTS, cuando hay millones de trabajadores que ganan menos que el sueldo mínimo vital que la prensa concentrada capitalina no cuestiona ni critica en nombre del interés público. El Perú al mes de diciembre 2019, tenia 20.5% de pobreza y 2.8% de extrema pobreza según el INEI lo que podría duplicarse por la pandemia del COVID 19, por lo que es indigno que haya una casta dorada que tiene sueldos abusivos, como el presidente del poder judicial quien gana 46,717 soles y los jueces supremos 42,717 soles mensuales, cuando miles de pensionistas estatales perciben entre 300 a 800 soles mensuales de sobrevivencia en las últimas décadas de su vida.
Vergonzoso es que los ministros de estado, ganen 30 mil soles y los viceministros ganen 28 mil soles, cuando miles de profesionales y técnicos estatales perciben remuneraciones básicas congeladas hace tres décadas que oscilan entre 900 a 1,500 soles en su básico. Repugnante es que los congresistas perciban alrededor de 30 mil soles en bruto, al margen de los seguros de salud privados, seguro de vida, seguros contra accidentes, celulares, movilidad, CTS, cuando hay millones de trabajadores que ganan menos que el sueldo mínimo vital. Inmoral es que los jefes de los organismos constitucionales autónomos, abusando de su autonomía constitucional, tengan remuneraciones altísimas más altas que el Presidente de la República, como el Presidente del BCR con 41,637 soles, el Superintendente de la SBS con 38,500 soles, el Contralor con 32,500 soles, la Fiscal de la Nación con 28,700 soles, los magistrados constitucionales con 35,017 soles, etc.
Esos sueldos son abusivos, cuando en el país hay millones de desempleados y subempleados cuyos ingresos ni siquiera llegan al sueldo mínimo vital. Injusto es que los rectores perciban más de 25 mil soles mensuales y grosero es que los gobernadores regionales y alcaldes ganen entre S/ 14 mil a S/ 12 mil soles mensuales, cuando decenas de miles de jóvenes y señoritas con su título profesional bajo el brazo, no pueden encontrar trabajo por la incapacidad de los gobernantes al no fomentar políticas públicas que generen empleo. Nuestra democracia corre el riesgo que el pueblo apoye a candidatos radicales de izquierda o derecha en campañas electorales del 2021 ante estos sueldos privilegiados ya que la casta burocracia es percibida como poca solidaria y carente de liderazgo nacional ante la pandemia que soportan silenciosamente millones de peruanos que hoy están confinados en su vivienda por el virus mortal. La mayoría de funcionarios de la alta burocracia hoy son percibidos como nada austeros ni transparentes. La pandemia nos deja múltiples lecciones que en otro momento evaluaremos.
Una de esas lecciones, es la falta de liderazgo y solidaridad de nuestra elite política, económica y social, ante esta pandemia mortal, salvo pocas excepciones. Los líderes que conducen tienen que saber manejarse en tiempos de crisis porque en esas coyunturas tomarán decisiones difíciles. Un líder tiene poder e influencia en una sociedad, por lo que debe asumir posiciones de buen conductor, integrador y protector, debiendo pregonar con el ejemplo, ya que solo de esa manera el pueblo le tendrá confianza y respeto. El siglo XXI avanzó notablemente en las TICS, pero ha retrocedido en liderazgo y solidaridad del siglo XIX y XX, ya que el neoliberalismo nos ha impuesto el excesivo consumo y egoísmo, dejando de lado el bienestar general o el bien común. En resumen, es una utopía que los que están arriba, ayuden a los de abajo, por lo que esta emergencia sanitaria mundial, ha desnudado la crisis de liderazgo y solidaridad.
Hugo Amanque Chaiña – Periodista y Abogado