La responsabilidad social del periodismo en Estados de Emergencia
No hay duda que la prensa es una de las instituciones fundamentales de la sociedad civil en todo Estado, ya que no solo proporciona información, sino fomenta debate y analiza los temas de interés público. Los medios de prensa clásicos o digitales, deberían ser neutrales y objetivos, pero también independientes de ideologías. Estar libres de compromisos políticos y económicos, lo que no siempre es así.
El ejercicio periodístico es una actividad intelectual del periodista según su concepción social, cultural y política del comunicador que analiza desde su perspectiva personal, los hechos y actos que ejecutan los actores públicos o privados de una sociedad. Por lo tanto, es inevitable en un Estado y Sociedad, la mediación periodística, llegándose en algunos casos a la concentración mediática y en algunos países como el nuestro e incluso, periodistas que incurren en justicia mediática.
Es decir, investigan, acusan y sentencian a los actores públicos y privados, del cual no se escapan las instituciones. Por su puesto que es una obligación de la prensa la fiscalización y el control social en nombre de la sociedad que paga impuestos para mantener a los gobiernos. Pero, ¿Quién fiscaliza a los fiscalizadores? ¿En qué medida las informaciones y opiniones que emiten lo efectúan con criterios de responsabilidad social en los medios de comunicación privados y públicos? ¿Todos los periodistas y comunicadores que laboran en medios son egresados de universidades donde les enseñaron ética periodística? ¿Sanciona los gremios de comunicación social, el Colegio de Periodistas y los gremios periodísticos a los periodistas que rebasaron el Código de Ética que incurrieron en irresponsabilidad social?
Varios académicos han publicado investigaciones sobre los medios de comunicación y los periodistas en la última década en América Latina sobre la responsabilidad social del periodismo ante la sociedad, a quien todos nos debemos. El periodista y docente de la Universidad Central de Ecuador, José Villamarin, que laboró en CIESPAL en su sección “Carpintería Periodística”, propuso cinco indicadores para mejorar la calidad de las informaciones, de modo que los comunicadores ejerzan con responsabilidad su profesión. Estos son esos indicadores.
1.- Contrastación y equilibrio de fuentes. Supone que al emitir informaciones, no se puede confiar ciegamente en una sola fuente informativa, sino que esa debe ser corroborada con otras fuentes, de manera que nuestros lectores, televidentes u oyentes tengan varias fuentes informativas que ilustren mejor al ciudadano. 2.- Contextualización de los hechos. Significa situar o encuadrar la información en un determinado tiempo y espacio físico y cual podría el impacto positivo o negativa en la población o un segmento social de ella. 3.- Verificación de datos. Quiere decir, que los datos obtenidos por nuestras fuentes, deberían ser verificados en fuentes confiables que tengan sustento y prestigio y no reproduzcamos informaciones tan solo porque lo dijo una autoridad o persona. En términos sencillos, contrastar esa información que nos facilitó la fuente.
4.- Rigor idiomático. Es decir, evitar errores en la redacción y composición de las informaciones. Entre ellos, la cacofonía, redundancia, muletillas, ambigüedad, barbarismos, queísmos, neologismo, arcaísmo y el vulgarismo. Nuestro idioma es amplio, dinámico y cambiante, sin embargo debemos respetar y aplicar las normas y principios para lograr una eficaz comunicación, evitando los vicios y errores frecuentes. 5.- Separar la información de la opinión.- Son dos derechos fundamentales que tenemos como personas, pero son dos géneros periodísticos que tienen diferencias. Debemos evitar emitir juicios de valor en las informaciones que emitimos las que deben ser neutrales. El lector, televidente u oyente no conoce siempre las técnicas ni los formatos periodísticos y eso lo saben quienes se formaron en la Universidad. Una cosa son los hechos verídicos de una noticia y otra cosa es la opinión que puede tener múltiples interpretaciones y enfoques de acuerdo a la formación social, política o económica de quien emite un juicio de valor.
En este estado de emergencia sanitaria y por la cuarentena obligatoria en todo el mundo, las familias se reúnen en sus domicilios y recurren a los medios de comunicación clásicos y digitales para informarse al instante sobre lo que acontece en su ciudad, país o el mundo respecto al coronavirus y las decisiones que adoptan los gobiernos para proteger a sus ciudadanos. Nunca como hoy los sistemas de telecomunicaciones han tenido tanto rating, elevando sus niveles de sintonía, audiencia o lectoría, porque unos más que otros tienen confianza y credibilidad ante la sociedad.
Esta pandemia mundial ha puesto a prueba a los medios para informar y orientar en forma responsable a sus ciudadanos, cumpliendo su responsabilidad social, destacando algunos medios porque en su programación y contenido, no incurrieron en el sensacionalismo y la especulación al invitar a diversos profesionales para dar oportuna consejería a la población, lo que no es frecuente en las redes sociales donde la mayoría de informaciones y comentarios son irrelevantes, salvo algunas excepciones.
Pese al protagonismo de los medios en esta emergencia planetaria, ellos son un sector del aparato productivo que será sacudido por la recesión económica, ya que los anunciantes publicitarios que provienen de otros sectores al no publicitar sus bienes y servicios en la prensa, traerá como inevitable consecuencia la reducción de sus ingresos económicos y por consiguiente de personal como sucederá con las empresas privadas en el mundo. Reconociendo el esfuerzo de la mayoría de medios en esta crisis sanitaria en el país, consideramos prudente que a futuro, se legisle para que en los medios haya franjas horarias establecidas para que en ella intervengan especialistas que orienten y den consejería a la población para evitar el pánico, la tensión e incertidumbre en estados de emergencia nacional.
En esta pandemia mundial, lo deseable hubiera sido que opinen, médicos, psicólogos, enfermeras, nutricionistas, biólogos, sociólogos, comunicadores y otros especialistas para que nuestros ciudadanos sepan cómo afrontar esta cuarentena desde nuestros hogares en esta franja sanitaria. Solo en campañas electorales y por ley con presupuesto público, los partidos y sus candidatos en las franjas electorales exponen sus propuestas políticas al electorado, lo que no contraviene la Constitución ni la propiedad de los medios de comunicación. ¿Por qué no tener una franja sanitaria en los medios de comunicación para que los especialistas orienten a los ciudadanos y las familias en sus hogares? ¿Es más importante la política que la salud pública de la poblacion? ¿Podrían oponerse los gremios de comunicación privados si el Congreso Nacional aprueba una ley especial solo para casos de estado de emergencia nacional?
El artículo 14 de la Constitución en su último párrafo, señala textualmente “Los medios de comunicación social deben colaborar con el Estado en la educación y en la formación moral y cultural de la Nación”. Por lo tanto, los gremios de comunicación deberían presentar esta iniciativa legislativa comprometiéndose con el Estado que somos todos los peruanos, si acaso apoyan a los ciudadanos en tiempos de emergencia como hoy atravesamos. No solo deberían hacerlo por la función social que tienen ante la sociedad, sino también por responsabilidad empresarial ante el país y el soberano. Peter Drucker, uno de los padres de la gestión y dirección de empresas y autor de más de 30 libros, sostuvo lo siguiente en este tema, “Lo más importante es escuchar lo que no se dice”.
Hugo Amanque Chaiña – Periodista y Abogado